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No puedo resistirme….
Hoy toca hablar de la familia… así que aquí va. Lo bueno es que ha sido todo sin pensar y para redondear el negocio noseré yo la que hable de ellos sino un amigo, un buen amigo.
Os pongo en antecedentes: estamos de fiesta, de celebración de cumpleaños de mi hijo mayor y de la hija de este amigo. Todos se han tomado su merienda, todos han jugado, han saltado, han corrido, han gritado,…. no han parado, bueno sí para tomar la merienda y después para tomar la tarta. Ya han vuelto a la zona de juegos, todos menos… mi hijo pequeño que decide que es su momento de disfrutar de la tarta de su hermano y aquí teneis la prueba de ello…

Ingenua de mí pensaba que esta foto ya dejaba claro todo lo que el peque sentía y lo mucho que estaba disfrutando pero… ¡inmenso error!, ha tenido que venir Miguel Angel para sacarme de mi equívoco (una vez… y punto, ya sabes) y con mucha gracia, sentido del humor y mucha, mucha empatía… nos ha mandado el siguiente texto. Para que quede claro que en cualquier sitio se puede esconder «una gran aventura»… espero que lo paséis tan bien como yo leyendo lo que sigue…
«Este niño llegará muy, pero que muy lejos…… Os relato la historia hasta el momento inmortalizado en la instantánea que nos han enviado:

Un renacuajo, que no levanta más que las mesas del Burrikín, aparece entre las sillas, cual Rambo en la jungla amarilla, entretenido con una especie de Batman entre las manos. De pronto, se para en seco….
Algo ha reclamado su atención. Sus ojos se abren como platos fijando la mirada en la parte superior de una mesa. Me mira con cara de pícaro y señala la mesa con esa sonrisa de querer decir: “Quiero eso. O me lo das tú, o lo tomo a la fuerza por mis propios medios, grandullón”
(Nota del autor: es que interpretando miradas soy una autoridad).

Ante esa intensa mirada amenazante no soy capaz de reaccionar a tiempo. Mi actitud hierática, lejos de desconcertar al renacuajo, le empuja a tomar la iniciativa de forma más resolutiva.
Mira a su alrededor y piensa: “Ummm, una silla/escalera que, manipulándola con maña e inteligencia, puede servirme para apropiarme de uno (o varios, si me dejan) de esos exquisitos trozos de trata de chocolate”. Sin pensarlo dos veces y de forma ágil y sibilina, cual mezcla de marine americano y guerrero ninja, posiciona la silla de forma conveniente junto a la mesa objetivo. Comienza un ascenso, no sin las dificultades propias de las dimensiones y alturas, pero decidido.
Después de unos segundos de lucha tenaz contra las tropas de la gravedad… (Nota del autor: G es una constante conocida como la constante de gravitación universal o constante de Newton, M se refiere a la masa del cuerpo que provoca la aceleración y R es la distancia entre éste y el cuerpo atraído. La tercera ley de Newton se expresa entonces matemáticamente como F=(GmM)/R2 ) . Bien, que nos despistamos del hilo del relato principal. Prosigamos……

Decíamos….. Después de unos segundos de lucha tenaz contra las tropas de la gravedad… «¡Por fin! ¡La añorada cumbre!. ¡Estoy en la cima del mundo y la tarta a mis pies!”, exclamó el renacuajo en su interior.
Sin mediar palabra ni gesto que retrasara la llegada del acontecimiento más codiciado, se posiciona….o mejor dicho, posiciona sus posaderas en la silla como un vulgar adulto, y atrapa con sus zarpas de depredador el preciado tesoro”. Ya es suyo el pedazo de trata de chocolate.

Vuelve de nuevo su mirada hacia mí con otra sonrisa. Esta vez era un gesto más pícaro y retador que el anterior. “Pasmao, ya tengo lo que quería y no me lo vas a quitar”.
Endulza la mueca y fija la mirada en las cucharillas perfectamente higienizadas en su envoltorio transparente. Esta vez el mensaje era más imperativo: “Chaval ya puedes ir espabilando y me sacas una de esas cucharillas de su ridícula prisión de celofán”.
Ante esta firmeza no me queda más remedio que obedecer cual recluta pelón ante la voz del sargento chusquero cabreado.

A partir de ahí todo fueron gestos de regodeo por el dulce manjar y recochineo de los presentes manifestando “me basto y me sobro para conseguir lo que quiero”.

La prueba…. La foto.»
 
 
PD.- Después de esto, ahora sí que…. sobran más palabras.
Gracias maestro.
Fdo.- Ari

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