Llevamos pocos días y… tengo la sensación de que esto puede empeorar, no sé… todo ha ido demasiado bien…. no lo diré muy alto por si acaso…. Os cuento.
El lunes pasado el peque-peque y el resto de niños de su clase que aún USABA CHUPETE se lo regalaron a los bebés de la Escuela Infantil a la que acude desde mediados de febrero.
La monitora del peque-peque, Elena, organizó una «excursión» al aula de los bebés para hacer entrega «del testigo», para que los mayores dieran sus chupetes a «los que realmente los necesitan«, o sea, los bebés….
En la clase el peque-peque no tuvo ningún problema según me contó Elena, no lo echó en falta, ni siquiera pregunto por él, se durmió su siesta sin más historias y se despertó como siempre, a las dos horas y pico… sin echar nada de menos.
Con muy buen criterio y basándose en su experiencia y en la reacción del peque-peque me animó a que lo intentara en casa y…. lo intenté…. pero con mucho miedo….
Llegó la hora de los pijamas y normalmente le enganchaba el chupete al pijama para tenerlo a mano por la noche. Él no me dijo nada y yo… me hice la loca…. Cenamos, charlamos y…. ¡se durmió! ¡¡¡sin chupete!!!
La noche es larga y oscura…. a eso de las dos de la mañana se acordó de que algo le faltaba en la boca y me pidió su chupete… «…pero cariño, no te acuerdas si se lo has regalado a un bebé esta mañana…» y nada más…. eso fue todo…. debió de pensar «…¡ah sí! es que estaba dormido y no me acordaba…». Se dió la media vuelta y a dormir de nuevo…. La historia se repitió en torno a las seis de la mañana pero se solucionó igual de bien….
El miércoles ya ni se ha acordado de su chupete de madrugada…. estoy encantada, me veía luchando con el chupete y con el niño entre lágrimas y peloteras, entre premios y castigos, entre gritos y súplicas…. y no, todo ha sido de lo más natural y de lo más fluido….
¡Mil gracias Elena!