
Fin. Se acabó lo que se daba. Hoy es el último día oficial del verano.

Se terminaron los ratos de sol bajo la sombrilla, los ratos de jugar en la arena y de sacar después arena de cualquier rincón cuando llegamos a casa.
Se terminaron los ratos eternos de estar en remojo en agua salada buscando conchas, peces o cualquier otra sorpresa que nos guarde el mar.

Se pasó el tiempo de oler a cloro a todas horas y de ir todo el día con el traje de baño, de necesitar tomar todas las bebidas con hielo y de jugar a todas horas a cualquier cosa que se nos ocurra.
Superamos también la sorpresa de encontrar toallas mojadas por cualquier rincón de la casa y bueno, eso la verdad es que me alegra.
Se acabó lo de necesitar comer cremas y sopas frías, lo de comer ensaladas porque sí, lo de buscar las frutas más jugosas para hacer batidos o helados caseros que nos apetezcan para cenar o merendar o lo que surja.

Se acabó lo de esperar a que se ponga el sol para salir al jardín y lo de regar las plantas cuando no aprieta el calor`para que no se cuezan las pobres.
Pasó el momento de ponerse delante del ventilador para calmar un poco la asfixia del entorno y que se enfríe el sudor que nos recorre casi a todas horas.
Se acabaron los tirantes y las sandalias, los pantalones cortos y los vestidos largos y sobre todo y aunque no nos guste, se terminó lo de andar descalzos toooodo el santo día, por casa o por donde fuera.
Todo se ha terminado a partir de hoy pero ¡¡¡¡SOLO HASTA EL VERANO QUE VIENE!!! que por cierto ya falta menos para que llegue.