
Al peque-mayor desde siempre le ha gustado conocer el cuerpo humano, descubrir más músculos, más huesos, conocer las dolencias más comunes,… saber más de su propio cuerpo le produce mucha curiosidad y mucho interés. Por eso lo de visitar La Mujer Gigante, siempre estuvo en nuestra mente y en cuanto pudimos, no dejamos pasar la oportunidad.
Fuimos con amigos y los peques disfrutaron como niños… ¡qué cosas! y los mayores no se puede decir que nos aburrieramos precisamente.
La visita comienza en la boca, una persona nos va indicando las partes de cada estancia en la que nos detenemos, aquí hablamos de dientes, de lengua, de sabores,… y se podía tocar incluso la lengua que como es lógico ¡se movía y todo!
Es una visita muy entretenida aunque al peque-peque los ruidos y los movimientos que acompañan a las explicaciones… le ponían un poco nervioso, así que hubo que llevarle en brazos para que no se asustara, el pobre.
Para niños a partir de 4 años me parece una actividad muy interesante, no es que sea especialmente científica pero es que… ¡es para niños! Es una aproximación que lo más fácil es que les despierte un poco más su curiosidad.
De la boca pasamos por la garganta, llegamos al estómago, recorremos el intestino (aquí puede que haya mas de una risa porque ya sabeis donde acaba el intestino…je,je,je) y por último nos detenemos a ver «al bebé de la mujer gigante». Esto fue sorpredentemente lo que más le gustó al peque-peque, que durante meses, cuando se acordaba, nos tenía hablando en susurros para que no se despertara el bebé… la lógica infantil…. Os dejo con unas fotos por si estais pensando llevar a vuestros peques a recorrer a La Mujer Gigante, seguro que se lo pasan estupendamente.