
Sigo buscando excusas para escaparnos, para encontrar rincones algunos cerca de casa en los que disfrutar juntos. Seguimos saliendo en familia a esos sitios que si los encontráramos en un viaje a miles de kilómetros no nos los perderíamos, pero como los tenemos aquí al lado no les damos ni la importancia ni el tiempo que se merecen. Es así. Somos muy injustos con lo que tenemos cerca. Hoy os cuento que hace poco nos fuimos a dar de comer a las fieras sin salir de Madrid en un safari muy especial y perfecto para recorrerlo en familia.
En la Comunidad de Madrid encontráis un pequeño pueblo que se llama Aldea del Fresno, en la zona suroeste de la provincia. Aquí, desde hace años hay una especie de zoo muy peculiar en el que se puede pasear entre los animales que vas encontrando. Es verdad que el paseo es en coche por motivos de seguridad de los animales y de los visitantes.
Os estoy hablando de «Safari El Rincón» un lugar diferente en el que aprender a cuidar el entorno, a respetar a las distintas especies animales, se une con la diversión de verles tan cerca, de darles de comer, de sorprendernos con sus reacciones, siempre teniendo muy en cuenta que son animales salvajes y que somos nosotros los que tenemos que adaptarnos a sus circunstancias y características.
Ir con los niños es delicioso, es una aventura para ellos porque a muchos de esos animales que vemos les podemos también dar zanahorias y eso, por lo menos para mis hijos, ha sido una experiencia excitante e incluso emocionante. Sobre todo al principio cuando no tenían muy claro si los ciervos se comerían solo la zanahoria o también parte de su dedo porque ¡qué grandes se ven los ciervos cuando se ven tan cerca! Casi hasta yo dudaba de que no les dieran un mordisco sin querer a sus manitas.
Ciervos, camellos, cebras, osos, lobos. Es obvio que solo a los animales herbívoros se les puede ofrecer comida, además podéis comprarla incluso dentro del parque, así que si la habéis olvidado en casa no hay problema.
Pasamos una mañana muy entretenida, entre risas y sustos sin menos importancia. Un paseo por la selva muy divertido que podéis ver vosotros mismos en las fotos que acompañan este post y conste que esto es solo una pequeña muestra, porque mientras ellos alucinaban viendo cómo se nos acercaban las cebras o los ciervos, yo trataba de fotografiar los momentos para volver a verlos tranquilamente en casa y comentarlos de nuevo entre risas.
Llevar a nuestros peques a ver animales siempre es una apuesta segura. A ellos les encantan y nos hacen pasar un fantástico día en familia. Y se nota que vosotros lo pasasteis en grande.
Saludos. 🙂
Además, no se trata solo de mirarlos a lo lejos, en este caso los tienen muy cerquita… y les dan de comer, bueno al principio con miedo de perder algún dedo… luego el miedo era de los adultos por si mis inconscientes-peques abrían la ventanilla más de la cuenta y nos metía el hocico un camello… je,je,je…
Lo pasaron y lo pasamos genial, es cierto.
Un abrazo.
Que buena alternativa al Zoo, porque de pequeña no me daba cuenta pero cuando te vas haciendo mayor y ves a lo animales encerrados ya no te parece tan guay.
Son conceptos muy distintos, es cierto, a mí también me da un poco de "mal rollo" ver los animales enjaulados pero… estos tampoco es que estén en libertad… Es diferente. También es cierto que aquí hay muy poquitos en comparación con la labor y las instalaciones del zoo…
Conceptos diferentes e incluso complementarios… diría yo…
Me alegro de verte por aquí!