
No pensaríais que ya habíamos contado todo lo que podíamos contar de nuestras vacaciones gallegas ¡JA! Nos queda, aun nos queda «mucha plancha» por contaros pero claro, la actualidad me condiciona los contenidos en este blog desde sus inicios. El tiempo se reivindica, el tiempo real frente al virtual por eso voy recuperando poco a poco, día a día los mejores momentos de nuestras vacaciones y este fue uno de ellos. La Torre de Hércules nos saludó, nos recibió con toda su fuerza y su enorme presencia y merece la pena que os lo cuente y que os anime a visitarla si es que no lo habéis hecho aún.
Hoy os llevo al que sin duda es uno de los monumentos más identificables y más imponentes de A Coruña y seguro que ya sabéis a lo que me refiero. La Torre de Hércules es una de esas edificaciones que parecen hablar del carácter de un pueblo.
En un principio la Torre de Hércules se trataba de un faro para los barcos que se acercaban hasta la Península, un faro romano, el único faro romano existente en nuestro país y el más antiguo en funcionamiento de todo el mundo.
Para que luego digan que en España no sabemos hacer bien las cosas para que no se estropeen a la primera de cambio y duren un montón de años como el primer día, enormes y magníficas. Eso es la Torre de Hércules.
Tiene una altura de casi 70 metros pero eso lo sé porque lo he leído y no porque subiera hasta arriba porque teniendo en cuenta a mis dos peques y la enorme fila de gente esperando para entrar es un binomio al que evito enfrentarme siempre que puedo, seguro que me entendéis.
Desde el 2009 es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y la verdad es que lo entiendo, es impresionante la vista desde el pie del faro y es magnífica la magia que despide.
Y en ese sentido hay toda una serie de leyendas relacionadas con su construcción y por supuesto relacionadas con héroe mitológico Hércules, que se llevaba fatal con un gigante llamado Gerión al que le metió una curra espectacular y después, con mucha mala idea, le cortó la cabeza y allí, donde más tarde se construiría el faro con su nombre, la enterró.
Ya os digo, leyendas hay muchas y a cuál más guerrera, más bélica, más mágica y más entretenida. A mí sinceramente me encanta que las construcciones, los rincones, los enclaves bellos y atractivos tengan también un lado literario y mágico que los complementa y los enriquece.
¿No os parece? Del entorno de la Torre de Hércules mejor os hablo en otro post porque tiene mucho que mostrar y que contar, incluido el soldado al pie de la propia torre que a los peques les encantó y que seguro que también calla una historia interesante que merece la pena descubrir si no la conocéis aún.
Que dificil comsntar desd el movil no m entero si se publica que bonita es mi ciudad
Je,je,je….
¡Qué dominio de móvil y de tó!
Ohhhh!!! Mi ciudad es tan bonita esta preciosa radiante volveremos algun dia? Espero k si aunk sea d vieja
Claro que hay que volver, de vacaciones, de fin de semana, de viejitas, de jovenzuelas (como somos ahora…)… siempre hay excusas para volver galleguilla…
Besis guapa.
Que chula. A mi me encantaría conocerla. A ver si dentro de poco podemos escaparnos otra vez a Galicia y nos acercamos por allí.
Geniales las fotos.
Un abrazo. 🙂
Dí que sí, la próxima vez q vayamos (q tenemos q volver…) sin duda nos subimos a la torre que los peques ya habrán crecido y no se quejarán tanto… je,je,je….
Me encanta Coruña, es una ciudad tan bonita y tan cómoda!
Yo tengo mucha familia gallega, aunque de las Rias Baixas.
Por cierto, os gustó el paseo marítimo hacia la Torre de Hércules, con sus farolitas rojas? Antes de que me contestes que te pareció espantoso, te diré que lo diseñó mi tío hace años 😉
Un besillo maja
Je,je,je,je…
Que conste que me gustaron, me parecieron muy originales, la verdad y le dan un toque de color al paseo la mar de alegre… pero no me extraña que avises a navegantes porque sin duda son distintas a todas…
Besillo hermosa.