
Madrid es una ciudad preciosa.
Tiene muchos encantos que a veces se nos escapan y pasearla siempre es un placer.
La primavera, como el otoño, en Madrid, son de lo más apetecibles para echarse a la calle. En parte porque el invierno y el verano madrileños son más bien duros.
Hoy os cuento lo que hicimos el pasado domingo en Madrid.
Una escapada, una mañana tranquila, un descubrimiento y una comida deliciosa.
A veces o.. casi siempre, lo más atractivo lo tenemos al lado de casa, a la vuelta de la esquina y eso fue lo que nos pasó a nosotros..
El domingo salió el sol.
Después de un sábado pasado por agua, el domingo salió el sol en Madrid y el termómetro subió a los 18 grados. Un placer echarse a la calle.
Sí, yo soy madrileña. He vivido fuera del foro casi toda la vida pero soy de Madrid. Me parece una ciudad que se puede pasear, que se entrega a la risa en cuanto le dejan, que es abierta y curiosa, que disfruta de la vida y de la calle y de la fiesta y del «laissez-faire».
No es la modernidad de Barcelona ni la tradición reposada de San Sebastián, ni el diseño de Valencia… pero tiene un puntito propio que le da un encanto especial. Al menos para mí.
El domingo salimos de Atocha y recorrimos con la vista los tejados del Ministerio de Agricultura, del Museo de Etnografía al que le han cambiado el nombre no sé ni quién ni por qué y los de la propia estación.
Unos tejados que a mí me llevan a París, a los mismos que luce su Louvre carismático y eterno.
Subimos por Atocha hasta toparnos con la modernez del CaixaForum, «…yo no me meto por ahí que se nos cae el edificio..», sí.. cosas de niños..
Jugando en su mágica escalera |
Exterior del CaixaForum de Madrid |
Y dentro la magia de Sebastiao Salgado, sus fotos, sus visiones, sus realidades, sus luces y sus sombras, sus matices, sus retoques, sus blancos y sus negros, sus viajes, sus mundos… los nuestros.
Esos mundos que parece que estamos empeñados en hacer desaparecer.
«¿Y por qué se ponen ese aro en el labio?»
«¿Y has visto las orejas, mamá? Eso les tiene que doler ¿no?»
«Yo quiero tocar las focas la próxima vez que vayamos al Zoo»
«¿De verdad que se ha pintado la cara con cenizas? Pero así no está más guapo..»
«¿Eso es hielo?¿En serio?»
Las fotos, llenas de respuestas que provocan las preguntas de las mentes infantiles.
Y salimos del CaixaForum hacia El Mercado de la Buena Vida.
Un mercado de pequeños productores, de gente que se deja la piel por sacar adelante un proyecto, una idea, un sueño. Desde quesos de Mahón, a embutidos, pasando por una más que deliciosa mermelada de kiwi y limón con tequila.. mmmm..
Artesanos de la alimentación que te cuentan como le ponen mimo a los procesos, cómo se miden los tiempos, las curaciones, que confiesan sonrientes qué ingredientes utilizan como alquimistas que son cuando elaboran sus panes, sus quesos, sus empanadas.
Un mercado en el que estar y sobre todo en el que aprender mucho de lo que es y lo que significa precisamente eso, la buena vida.. un placer delicioso, la verdad.
Solo pequeños detalles deliciosos… ¡¡hay que volver!! |
mmm!!!1, no conocia el mercado de la buena vida, que guay!!!!!!! tendremos que ir.
El primer fin de semana de cada mes, nosotros lo tenemos claro, si estamos por casa… ¡¡nos pasamos seguro comprar delicias!! jejejeje
Feliz lunes!!!! =)
Igualmente!!