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Dos veces. No una sino dos veces he tenido una relación intensa con la epidural. Dos veces ha habido historias para no dormir con la epidural. Una vez por cada cachorrito. así que si estás a punto de pasar por el paritorio, no leas este post. Busca otro más amable que este ahora no toca. No es lo habitual, no es lo normal y no se puede hacer de un caso (de dos exactamente) la norma.

Que sí, que la analgesia funciona lo pude comprobar pero poco, sin excesos, un poquito y ¡ya!

Eso sí, si tuviera que volver a entrar al paritorio llevaría tatuado en la frente algo así como «me ponen la epidural a la de YA o no respondo, aténganse a las consecuencias».

Lo de llegar a parir a eso de las 11.30 de la noche de un sábado y más si es tu primer hijo pues como que mejor no, ¡atentas amigas embarazadas a punto de caramelo!

No digo que os programéis el parto pero mejor a primera hora de la mañana del sábado o a media tarde, después de la siesta y sino pues dejadlo ya para el lunes.

A las 23.30h yo debí pillar fatal al anestesista, estaría viendo el fútbol, el final del «Sexto Sentido», leyendo algún libro de Danielle Steele ¡qué sé yo!

El caso es que por más que le llamaba la matrona el señor anestesista no tenía ganas de bajar a atender a una primeriza a esas horas ¡qué mal gusto ponerse de parto a estas horas de la noche de un sábado, por favor! ¡Primeriza tenía que ser, claro! Debía de estar pensando el señor doctor, digo yo.

Cuando bajo amenaza a su integridad física, deducible por el tono de la matrona, el pedazo de gañán se digno a bajar a atenderme, me plegó para poder pinchar en la columna como si pretendiera meterme en una maleta más bien.

Me pinchó, me pintó media espalda de betadine, me pegó la cánula por la columna con esparadrapo que debía de estar de oferta, me dejó la bomba colgando de mi hombro izquierdo y con una jeringuilla me administró una dosis de epidural (un bolo, le llaman en el argot, creo) y se fue por donde había venido a hacer cosas mucho más importantes (que no estaban ni en los quirófanos ni en los paritorios, todo sea dicho porque estaban vacíos, al menos los que yo pude ver).

Noté que aquello dejaba de doler, que no me transmutaba en la niña del exorcista y que la vida de una parturienta podía ser maravillosa.

Hasta que se pasó el efecto de esa primera, mágica y única dosis de epidural y comenzó la historia para no dormir del parto de mi primer hijo.

Mi parto siguió su curso en vivo y en directo para todos, como debe ser, incluida aquí la que suscribe. Con su episotomía, con sus forceps, con sus puntos en salva sea la parte ¡y me lo quería perder! Una historia para no dormir de las de órdago a la grande.

El segundo parto coincidencia o karma, no lo sé, no fue en fin de semana, fue en la madrugada del lunes cuando rompía la bolsa y como una madre responsable, me fui a duchar, me vestí y desperté al SantoPadre, colocamos a
ElMayor con los abuelos y entonces y sólo entonces, cogimos la bolsa del bebé y la mía y marchamos para el hospital y allí nos quedamos hasta que unas cuantas horas después ElCanijo decidió salir a ver mundo.

Sí, aquí sí tuve maquinita con epidural y comentario de la matrona dejando las cosas claras «Oye maja que aquí has venido a parir…» ante mi sugerencia de que si era posible me subiera la dosis que me molestaba un poco y un poco más cada vez, según iba pasando el tiempo.

Así que me aguanté con un dolor soportable hasta que dejó de serlo sumándose al agotamiento que tenía mi cuerpo y el de mi niño y solicité amablemente en medio del paritorio casi a grito pelao: «¡¡¡Sacadlo yaaa!!!» porque en
este caso sí había epidural pero no ginecóloga.

Al no haber ginecóloga, la matrona y la enfermera que me estaban atendiendo no se atrevían a hacer el trabajo de la doctora que no estaba y que esperábamos todos como agua de mayo incluido el SantoPadre que se ofreció a hacerle una foto al niño para enviársela a la ginecóloga pero que por favor lo sacaran ya que veía transmutarse a su querida esposa de elfa a horco si no le ponían fin al largo, laguísimo, interminable parto.    

Sí mis relaciones con la epidural ya veis que no han sido un camino de rosas, debe ser eso lo que quieren decir los adultos cuando nos repiten insistentemente en nuestra adolescencia que «las drogas son malas» ¿qué no?

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6 thoughts on “Historias para no dormir: la epidural y yo

  1. La epidural??eso qué es?….pues como diría Un Papá en la Cocina, aquello que te chutan en lo que de estar en un pasillo cagándote en todo pasas a una habitación de la qie sales como si nada…jaja…
    Mi relación con la epidural es muy larga de contar, un futuro post , tal vez…pero en el segundo parto …..ni la caté…y siempre diré, epidural forever

  2. A mi anestesista también lo llamaron en reiteradas ocasiones… Era el cambio de guardia y el pobre hombre entró en la habitación abrochándose aún la bata. El parto de La Lianta fue un compendio de horrores varios y la epidural no iba a ser menos. Primero, me durmió solo un lado; después, se pasó el efecto de golpe y cuando al fin la matrona decidió abrir aquello "a chorro" ya estaba acabando "la matanza de texas". Pero lo mejor es que, como dos horas después del parto, cuando regresó la residente a comprobar cómo había quedado el campo de batalla y me pidió que abriera las piernas le respondí que "no podía, todavía no las siento". Fue entonces cuando se dieron cuenta que todavía tenía el dosificador abierto y mi cuerpo seguía sedado de cintura para abajo. En fin…

  3. Mira Pilar mejor que no empiece a largar fiesta del inútil de mi primer parto y la matrona con su estás de parto y no de fiesta. Una cosa es una cosa y otra tener la oxitocina hasta las trancas con dolores del universo paralelo de los dolores… Así que si que sentí el dolor pero me vinieron a repetir la dosis y esta vez era un amor de doctor que flipó y me dijo que era incomprensible que me tuvieran asi. Me pinchó y lo amé forever. Luego le dio tiempo a volver. Total 24 horitas dan para mucho 🙂 eso si: el desgarro fue pa mi enterito.
    la segunda nació en 5 horas, epi desde minuto uno y chutada hasta creer que no era mi barriga 🙂 forever love
    la epidural es mi amiga… La quiero mucho!

    1. De todos modos.. tú no deberías leer estos posts hija mía, que estás en capilla… ya cuando aparezca la tercera, pues ya los lees pero ¿ahora?¿para qué castigarse? jejejejeje
      Llévate una escopeta del calibre no-sé-cuantos y diles que sabes como usarla y que te pongan la epidural como si no hubiera un mañana… jurjurjujur

  4. Yo sólo he tenido un parto, pero con la epidural a la mitad: Se me lateralizó hacia un lado y digamos que la pierna izquierda y mi pelvis izquierda vivieron muy intensamente el parto.. :-S
    Lo mas curioso que desde entonces a veces me nota el lado izquierdo como acartonado, con hormigueo y cosas raras, y ya han pasado casi 21 meses desde entonces!

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