
Ya ha pasado un mes. Estrenábamos años hace apenas dos días y ya hemos terminado el primer mes así que ya hemos tenido tiempo más que de sobra para revisar esa lista que hicimos justo cuando acababa el año pasado y pensábamos que íbamos a cumplir este pero ¿quién no se salta su lista de buenos propósitos pasada la buena intención del primer mes?
Pues aquí estamos, ya hemos terminado el primer mes, sí. Siempre digo lo mismo, se supone que el mes más corto del año es Febrero pero no es verdad. Los dos meses más cortos del año son Enero y Agosto.
Agosto porque suele coincidir con el mes en el que tenemos vacaciones y no duran nada, y Enero porque cuando te quieres dar cuenta entre Navidades, cumpleaños y rebajas… ¡se ha vaporizado!
No me digáis que estas cosas solo me pasan a mí, de todos modos aunque me lo digáis tampoco os iba a creer. El caso es que ha pasado el primer mes del año y ¿qué tal lleváis vuestra lista de buenos propósitos y mejores intenciones? ¡Contad, contad!
Sí, por supuestísimo que yo también me hice la lista de propósitos para este 2015 y como soy así de raruna con los números, me busqué nada menos que 15, por aquello de hacerlos coincidir con el año, que 12 no eran suficientes.
¡Yo 15 propósitos, mejor que sobren que no que falten! ¿Y ahora?¿Un mes después?
Un mes después me encuentro leyendo a María Dueñas en la revista Elle de Enero. María tiene una columna/página de la que soy fan confesa, la verdad. Y dice cosas que hacen que asome una sonrisa cómplice a mis labios porque sé que me las ha escrito a mí: “…me voy haciendo firmes promesas que sistemáticamente incumplo…”
¡Pues claro! ¿Pero qué otra cosa esperaba yo misma de mi misma? Que ya son muchos años de autoconocerme y sé que buenas intenciones tengo pero tenacidad y constancia, pues más bien pocas, la verdad. “…a veces me obedezco…” se dice María en su columna.
Y eso también es verdad pero sólo a veces, en mi caso tampoco es que me tenga mucho respeto en esto de las órdenes y las indicaciones, me pasa como a mis hijos que sí, que a veces también me obedecen pero sólo a veces.
Y claro, aunque la columna de Benedetta Polletti (directora de ELLE) está unas páginas por delante de la de María Dueñas, mi caos hace que las lea cuando aparecen ante mis ojos, sin orden ni concierto. Me sorprenden y me sorprendo, es mucho más divertido leer así, de eso podéis estar seguras.
Pero a lo que iba, que la directora de ELLE cita nada menos que a Abraham Lincoln diciendo que “…al final lo que importan no son los años de vida, sino la vida de los años…”
Con eso me acaba de convencer de que mis propósitos están bien, aunque en su mayoría se queden sobre el papel, que no pasa nada, que la vida es para vivirla según vaya surgiendo y bastante tenemos con ir aprendiendo a improvisar sobre la marcha que empeñarme en exceso en algo, lo mismo me hace perderme el aquí y el ahora.. o no.. que soy yo y sólo yo la que tiene que valorar esos momentos cuando aparecen y no simplemente porque los he incluido en una lista.
Al final vuelvo a María porque me gusta cuando me recuerda que “… me concedo después un rumboso alarde de generosidad…” Da igual el motivo, simplemente porque sí, porque me lo he ganado, porque hoy es hoy y mañana será otro día y por lo de que los años tengan vida que decíamos antes.
En resumen que lo mismo este primer mes no he cumplido ninguno de mis 15 propósitos y lo mismo vosotras tampoco o quizás sí, pero ¿y qué?¿a quién le importa?¿alguien llevaba la cuenta?¿alguien nos va a
regañar por ello?¿ha sido tan grave, tan tremendo, tan terrible? ¡¡Venga hombre!!¡¡Qué se atrevan!!
Yo para no caer, mejor ni me pongo propósitos jaja….bueno, lo intentaré…es que luego no los hago y es verdad que luego nos venimos abajo, en vez de pensar en que algo por lo menos hemos hecho…pero bueno, que sigo pensando en si hacerlos o no….igual para diciembre cuando me quede un mes jajaja….
A mí también se me pasa todo supermegarrápido….
Si lo de hacerlos está bien pero sin presiones, que si los cumplimos bien y sino también. Seguro que hemos tenido buenas razones para cumplirlos o para no hacerlo..
Ya con el título de este post me has capturado como lectora. Si es que no podemos ser tan estrictos con nosotros mismos. Un poquito de debilidad es muy humano y hay que dejarse tentar para disfrutar de muchas cosas buenas de la vida.
Jajajaja.. ¿verdad qué sí?
Precisamente un poco de debilidad nos hace más fuertes, nos conocemos mejor y nos perdonamos y eso siempre da más fuerzas.
¡Hay que disfrutar! Dí que sí..
Hola. hace años que ya no me marco propósitos… es mejor ir cumpliendo objetivos en el día a día e ir cerrando etapas. Coincido cintigo en los dos meses más cortos… qué te voy a decir de agosto!!! al estar de vacaciones vuela. Seguimos en contacto
Jajajaja.. sí, lo del mes de vacaciones siempre se va en un suspiro.
yo creo que es bueno tener intenciones pero no obligaciones, que a veces es como si pusieramos nosotros mismos palos en las ruedas de nuestro día a día..
Interesante reflexión, no he leído su columna, pero da qué pensar 😉
Sí, que a veces nos ponemos demasiadas obligaciones y no es necesario tanto.. que al final sólo consigue frustrarnos.. y poco más.
Me gustó la idea, por eso la retomé.. 😉