
¿Os imagináis que vuestros peques no empezaran el cole hasta que no tuvieran siete años? No es un imposible, de hecho en el país del mundo al que todos miramos cuando hablamos de calidad en enseñanza, lo hacen, a fin de cuentas si lo piensas no estarán en el colegio pero sí les enseñamos a crecer.
En Finlandia la educación reglada para los peques no empieza hasta los siete años y la verdad es que no les va
mal. Es una idea pero qué pasa mientras tanto, hasta que los niños cumplen los siete años.
¿Se trata de que se queden en casa hasta los siete años? ¿Se trata de enfocar de otro modo la educación de los niños? ¿Se trata de que no aprendan a leer o a escribir hasta que cumplan esa edad? Se trata de muchas cosas y un poco de todo, creo yo y como decía antes, se trata de que en ese tiempo y entre todos les enseñamos a crecer y a soñar.
Sí, en todo esto de la educación siempre, siempre, siempre hay que volver la vista al edén educativo por antonomasia: Finlandia.
En esto de la edad de inicio de la enseñanza reglada, también son distintos al resto y lo mismo algo repercute en sus resultados educativos posteriores.
Los alumnos finlandeses son los que empiezan la escuela más tarde de toda Europa, hasta los siete años no pisan el colegio.
Y no nos olvidemos que tienen menos horas de clase y hacen menos deberes que el resto de los niños europeos. Por el contrario, el fracaso escolar y la repetición de curso en Finlandia son prácticamente inexistentes.
No os voy a contar las horas que pasan mis hijos en el cole porque supongo que serán las mismas que los vuestros y del «rato» de los deberes en casa, mejor tampoco hablamos porque no deja de ser un dolor.
Los educadores finlandeses tienen claro que la niñez, la más tierna infancia, es para jugar, para relacionarse con iguales (otros niños), para colaborar en grupo y no para ser educado de una forma reglada y pesada. Una forma que se contrapone a lo que «le pide el cuerpo» a cualquier niño.
¿Y lo de la conciliación? Bueno pues obviamente también han pensado en ello y en Finlandia tienen centros semejantes a nuestras escuelas infantiles pero planteadas como un servicio más lúdico.
Además, Finlandia tiene regulada la figura de las “madres de día” que se encargan de varios niños y es el propio gobierno local quien las remunera económicamente.
Hace poco podíamos leer en Familias en Ruta un más que interesante post sobre lo que puede influir en nuestros hijos una educación reglada demasiado pronto, sobre todo lo que puede influir en su creatividad y la curiosidad. Dos características propias de la infancia y que son vitales para su desarrollo como personas, sin duda.
«A la hora de plantearnos a qué edad debe aprender a leer o escribir un niño tengamos claro que está comprobado que en los niños que escriben desde temprano, la lectoescritura ha dejado de lado la creatividad y la curiosidad. Y no nos damos cuenta de la envergadura del problema: nada menos que la creatividad y la curiosidad.»
Además, en estos días también caía en mis mano otro artículo también muy recomendable sobre el exceso de estímulos que tiene hoy en día un niño, la sobre-estimulación y los problemas que genera sobre los niños que como tales no tienen aún herramientas para procesar toda la información que les llega y “no pueden parar los pensamientos que les llegan a la cabeza”.
Inevitablemente, leer este artículo me llevó a pensar en los TDAH y también en los terrores nocturnos y por supuesto, en la necesidad que tienen (aunque ellos no lo sepan) de aburrirse.
«El problema de la sobreestimulación es que, al igual que hacen las drogas de síntesis, provoca lo que denominamos “tolerancia”. Es decir, el organismo se acostumbra a recibir con regularidad su dosis de estímulos, hasta que llega un momento en el que tal dosis no le satisface. ¿Qué hace entonces? Pues muy sencillo: buscar una dosis mayor.»
Es un tema complicado el de aprovechar la plasticidad neuronal y a la vez evitar una sobre-estimulación
perniciosa. ¿Cómo conseguir el binomio perfecto? Personalmente creo que la solución va más en la línea del juego.
Podríamos plantearnos cambiar las bajas de natalidad españolas por unas más sensatas y más acordes a las
necesidades del niño, pero esa es otra opción. Plantearse la educación infantil de 0 a 7 años como un entorno básicamente lúdico en el que el niño aprende a su ritmo y por estímulos que él selecciona dentro de los que se le ofrecen, en el que el juego marca los ritmos y en el que las prioridades son individuales y no del colectivo de los niños que forman la clase, quizás podría evitar problemas de sobreestimulación sin perder ese momento en el que los niños son descritos por los buenos profesionales como “esponjas” a la hora
de aprender.
Obviamente no hablo de sentarles y ponerles a hacer rayas, estoy segura de que hay muchos otros métodos para potenciar la psicomotricidad fina o quizás esas rayas tendrían que ser carreteras de algún juego… no sé pero podríamos intentar adaptarnos a ellos, para variar y para evitar males mayores cuando van creciendo… ¿no os parece?
Hola. ojalá pudiéramos aplicar el modelo esducativo de Finlandia. Es un ejemplo a seguir y también en los asuntos de las familias y conciliación. Soy partidaria de que los niños aprendan a su ritmo y disfruten aprendiendo… creo que no hay que meterles prisas, ni miedos… están creciendo y cada uno marcará su ritmo, ¿no? Seguimos en contacto
Sí, sin duda. La educación no depende sólo del sistema educativo, el tema de la conciliación no es igual en España y en Finlandia… hay tremendas diferencias que influyen en los niños, obviamente.
Totalmente de acuerdo. La presión para que lean y escriban en 5 años es terrible. Algunos niños pasan a primaria asustados, conscientes de que no saben. Pero es que no tendrían que saber. Y eso genera miedo y odio a la lectoescritura; vamos, lo peor que puede ocurrir para un correcto aprendizaje. Nos creemos que antes es mejor y, en realidad, es todo lo contrario.
Es cierto, nos creemos que antes es mejor y no tiene por qué serlo.
No nos damos cuenta de que una cosa es respetar sus ritmos y otra bien distinta es acelerarlos..