
¿Quién no ha consolado alguna vez a su hijo? Hoy me he traído una historia muy personal y tres libros infantiles llenos de ternura para contaros que esto del consuelo es muy necesario, para pequeños y para mayores, no vayáis a pensar.
Que si un golpe, un dolor de tripilla (o de cualquier otra parte del cuerpo), una mala contestación de ese amigo del alma, una fiebre que le pone mimoso y lloroso, una discusión con su hermano por cualquier nimiedad que para ellos es tan importante o más que el agujero de la capa de ozono. Todos sin excepción han necesitado y necesitan nuestro consuelo.
Todos los padres hemos consolado a nuestros vástagos más pronto que tarde y con más o menos empatía y acierto pero ¿y ellos?¿os han tenido que consolar ellos alguna vez? A mí sí y como fue uno de esos momentos llenos de ternura que merecen compartirse ¡os lo cuento!
A mí sí me han consolado mis peques en plena llantina, como os lo cuento. Y no por cosas verdaderamente importantes, en eso hemos tenido suerte y espero que siempre sea así, sinceramente.
El otro día sin ir más lejos, esta misma semana ha sido la última ocasión, mientras leíamos «La Lección de August» que es el libro que vamos leyendo a trocitos cada noche.
Lo leo yo en alto con mis chicos metidos en la cama, a punto de dormirse y enganchados la historia que les voy contando y no pude terminar el capítulo en el que Via, Olivia, habla de su
abuela.
Se me rompió la voz y no pude seguir. Ya os he hablado del libro y ya os lo he recomendado por activa y por pasiva, si lo habéis leído sabéis a qué momento me refiero y si no lo habéis leído, no dudéis en hacerlo con vuestros peques.
Y si lloráis ¡me lo contáis, por favor! En medio de la lectura hice una pausa demasiado larga y ElMayor que a sus 10 años es de lo más sensible y empático, todo sea dicho, para quitarle hierro al momento y sin necesidad de mirarme desde su cama, soltó con voz suave:
– … pues sí que había comas en esa frase, mami.
Nos echamos a reír pero ya no pude seguir leyendo la historia que dejamos para otro día algo más tranquilo o que estuviera menos sensible por lo menos. ElCanijo me dio besos para reconfortarme susurrando en mi oído:
– «Tranquila, mami no pasa nada»
ElMayor también me dio besos y abrazos para tratar de consolarme.
Fue un momento emotivo y muy tierno antes de dormir y cuando salía de su habitación más recompuesta y apagándoles la luz de su cuarto desde la puerta, ElMayor me comentaba:
– Mami, hay tres libros de los que nos has leído que te han hecho llorar
– Sí, ¿tres? ¿tantos, en serio? – le pregunté yo
– Sí, este de hoy es uno, el de «El Principito» y otro que ahora no me acuerdo.
Soy de lágrima fácil con la lectura es evidente, no puedo negarlo ni lo pretendo tampoco y mi hijo tenía toda la razón.
Yo tampoco me acordaba de ese tercero que me había quebrado la voz hasta la lágrima pero el SantoPadre sí que se acordaba, fue con «El Gigante Egoista» de Oscar Wilde.
Es curioso que los tres libros tengan un protagonista muy peculiar, con unas características físicas muy definidas y una forma de actuar que conmueve, sin duda.
Tres preciosos libros, tres historias de esas que te cogen el corazón y te lo sueltan después de exprimirlo.
Tres libros que se han quedado grabados en la memoria de mi hijo quiero pensar que no sólo porque hicieron llorar a su madre, sino por las buenas historias que guardaban entre sus páginas aunque algunas no pudiéramos
leerlas del tirón.
Yo es que soy bastante insensible, pero será que El principito lo leí demasiado pequeña y como no lo he vuelto a retomar no me ha causado ese gran impacto que a otras personas.
El Príncipito creo que siempre esconde algo, seguro que si lo lees ahora sacas conclusiones sobre aspectos que cuando lo leiste de pequeña no aprecisate. A mí me pasó eso..
Es bueno que los niños a través de la lectura muestren sus emociones .
La lección de August lo leímos el año pasado .
Te dejo el enlace con los libros leídos nuestros , hace tiempo que no la actualizo pero hay como 80 libros.
http://serendipeandoagusto.blogspot.com.es/2014/08/libros-leidos.html
Muchas gracias por el enlace, aquí la que muestra sus emociones es la madre de estos niños, o sea yo, como ya habrás leído..
Bueno , pero ellos te consuelan lo que demuestran que son empáticos .Eso también es demostrar sus emociones . Lo malo es que se quedaran impacibles.
Hola: con el 'Principito'' aún me causa alguna lagrimita… la verdad es que es bueno no perder la capacidad de amocionarnos…Unos libros muy buenos.
Sin duda estoy contigo es que es bueno, muy bueno no perder nunca la capacidad de emocionarnos. Que los años no puedan quitarnos eso nunca.