
Más de una y más de dos veces mis hijos se han metido conmigo en la cocina, siempre que los tentáculos de la PLAY les han soltado un poco…todo sea dicho.
Es que siempre he pensado que la cocina para un niño se parece muchísimo a un laboratorio bajo la atenta vigilancia de un adulto, eso por supuesto.
Un laboratorio en el que mezclan distintos productos hasta conseguir crear algo suyo. Esa sensación de orgullo por haber creado algo, es una sensación que se les nota en la sonrisa cuando terminan.
Eso sí, lo de terminar es complicado situarlo a gusto de todos ¿no os pasa a vosotras?
Sí, ya me explico…
Soy de las que dejo claro que la cocina, la elaboración de la comida, la cena o lo que tengamos entre manos, termina cuando se ha recogido todo lo que se ha manchado. ¡Ojo que no digo que quede todo limpito! Digo recogido… y me doy por satisfecha.
Mis hijos sin embargo piensan que terminan cuando han acabado el plato, cuando ha terminado la receta y cuando pueden desaparecer de la cocina con la sensación del deber cumplido y yo por ahí como que no…
Y dejando claro ese punto, la verdad es que lo pasan bien cocinando.
Perdón, lo pasamos bien cocinando juntos, para ser sinceros.
Nuestro último descubrimiento es la versatilidad de las planchas de hojaldre congeladas. Es algo comodísimo y que da mucho juego.
Por ejemplo, el fin de semana pasado, con una de esas planchas, ElCanijo se entretuvo en extender algo más de la mitad de uno de los potitos de Smileat que nos trajimos de su presentación, mientras yo partía en láminas una manzana.
Cuando terminó de extender el puré, colocó concienzudamente las lonchas de manzana encima de ese puré de manzana y pera de Smileat, por el centro fundamentalmente. Cerramos haciendo una especie de sobre y lo metimos al horno espolvoreando un poco de azúcar moreno por encima.
Está mal que yo lo diga pero nos quedó muy rico, rico el invento como postre para una cena informal.
A veces no, a veces no les da ni tiempo a entrar en la cocina pero disfrutan como niños de lo que preparo por
ejemplo para el desayuno, sí… los bizcochos son un recurso sencillo y delicioso para desayunar. El último fue de naranja y bañado de chocolate por encima. ¡Delicioso!

O uno de yogur de limón y con arándanos por encima.
Incluso me gustó más que el de chocolate… y estamos hablando de chocolate…que ya sabéis que en mi caso son palabras mayores.
Y es que encima son recetas de platos que no parecen demasiado complicados, ni demasiado caros, así a priori aunque hay que reconocer que algunos de los ingredientes parecen un pelín complicados de encontrar en el súper de la esquina.
Uno de los apartados más prácticos y sensatos es sin dude el que recoge distintas recetas de platos que se pueden preparar a partir de las sobras de otros platos (de los que también tiene la receta) eso os podéis imaginar que ¡me ha encantado!
Sí, es el libro de cocina de IKEA, seguro que lo habéis visto ya entre las manos de muchísimas blogueras, se
titula “Nuestra Comida ¡es natural!” y sirve para presentar las nuevas albóndigas vegetarianas que han comenzado a ofrecer en los restaurantes de sus tiendas. Albóndigas preparadas exclusivamente con verduras, con vegetales y con legumbres, con garbanzos.
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Es una forma de que los peques coman verduras cuando salimos de casa, por ejemplo, aunque yo no sea muy amiga de escondérselas habitualmente.
Las tenemos que probar cualquier día de los que pasemos por IKEA ¿os apuntáis?
A ver si cuando haga una visita a Ikea me hago con él. Desde luego los niños disfrutan en la cocina 🙂
Besos
Si puedes, te encantará seguro.
Y sí, los niños en la cocina se lo pasan como los indios, eso es verdad..