
Imaginaos por un momento que os toca en cualquier sorteo la bonita cifra de por ejemplo 20 millones de euros, seguro que haríais muchas cosas y tomaríais muchas decisiones algunas tan importantes como la educación de vuestros hijos ¿cambiaría la educación de tus hijos si fueras millonaria de repente?
Cada uno mira su casa, sus circunstancias personales, su entorno, su familia, sus amigos y toma unas decisiones y se plantea unas intenciones. Es lógico, es entendible y perfectamente justificado.
El SantoPadre y yo coincidíamos más o menos en esas decisiones de compra de vivienda, de segunda vivienda, de familia, de amigos. Y de pronto ambos planteamos casi a la vez en nuestro sueño de millonarios: «¡y a los niños los sacaba del cole pero ya!» Así, sin paliativos.
Y es que hace unos días tuvimos un momento de esos de soñar despiertos. La culpa fue de la publicidad, que a fin de cuentas es lo que busca: hacernos soñar a poder ser con los productos que trata de vendernos y ya puestos que lo compremos sin perder mucho el tiempo ¿qué no?
En nuestro caso he de decir que en esa segunda parte, la de la venta del producto, la verdad es que no funcionó. El anuncio era de un cupón o una lotería, ni lo recuerdo y la cuestión es que empezamos a soñar el SantoPadre y yo, con lo que haríamos si nos tocaran todos esos millones
que anunciaban y ahí nos quedamos, porque somos unos desastres y ni
compramos el cupón o el boleto o echamos la papeleta o lo que fuera que tuviéramos que haber hecho así que claro, es mucho más difícil que nos toque nada, por no decir completamente imposible.
Lo curioso es que el SantoPadre y yo nos planteábamos algunas cosillas de distinta manera pero una, una fundamental y vertebral en nuestra casa, nos la planteábamos exactamente igual y en el fondo es la que más pena nos dio de no poder llevar a cabo, la verdad porque sí que cambiaría la educación de mis hijos si fuera millonaria
¿Por qué? Por muchos motivos que en el fondo, nos guste o no sólo nos puede facilitar esa suma de dinero y paso a enumerarlos a ver qué os parecen:
1.- Obviamente el SantoPadre y yo organizaríamos nuestros días de otra manera al dejar nuestros respectivos trabajos, por lo que tendríamos más tiempo para estar con nuestros hijos y ocuparnos más directamente de su educación, de una educación en la que ellos marcaran los ritmos de aprendizaje.
2.- Obviamente nuestros hijos tendrían cubiertas sus necesidades primarias y secundarias durante muchos años, con lo cual no necesitan formar parte de un sistema de producción que es para lo que ahora la educación les está preparando a ellos y a todos los demás y aunque nosotros como padres lo veamos y lo sepamos, no podemos hacer mucho al respecto, la verdad.
3.- Obviamente no nos planteamos el que nuestros hijos se queden sin escolarizar y también sin educación, son dos cosas completamente diferentes, aunque pretendan convencernos de lo contrario.
4.- Sacar la educación del aula implica que por ejemplo, la clase de historia podríamos darla una vez al mes en un museo y a la vez damos la de sociales e incluso parte de naturales. Por ejemplo: hablar de Egipto implica hablar de los faraones, de la vegetación de rivera en torno al río Nilo, de las estructuras sociales de castas, de la labor de la religión en una sociedad, de la fauna y la flora de la zona, es un todo, no simplemente una parcela.
5.- Porque a lo mejor no es tan importante saber como se dice «pistilo» en inglés pero no en español y sí es importante (dado el premiazo que se supone que nos habría tocado ¡no os olvideis que estamos soñando!) vivir un tiempo en Londres, un verano en Nueva York, una temporada en Melbourne.
6.- Porque para descubrir sus talentos, lo que les motiva a aprender, lo que les despierta su curiosidad tienen que tener tiempo para probar cosas, aspectos, disciplinas… tienen que descubrirse sin ataduras sistémicas que les constriñen a unos parámetros que no son los que ellos demandan sino los que el sistema necesita para perpetuarse.
7.- Porque es una forma de afianzar aún más unos vínculos familiares y de amistad que la sociedad actual se empeña en dinamitar con una conciliación inexistente y engañosa.
Y seguro que se nos quedan un montón de cosas en el tintero. No sé si para
vosotros son suficientes razones, para el SantoPadre y para mí lo son así que ya sabéis donde encontrarnos a los cuatro si un día nos toca un premio de 20 millones de euros si es que en algún momento nos acordamos de jugar, claro.