
Sí, ya tocaba que hablara de nuevo de conciliación en este blog y en este país porque es algo así como un animal mitológico. La conciliación en España es un unicornio más que otra cosa, es a lo que más se parece, a un ser mitológico que indiscutiblemente no existe ni ha existido nunca.
Recuerdo una anécdota en nuestro viaje en familia y con amigos a Escocia que un lugareños nos preguntaba mientras manejaba su barco si era verdad que la Costa del Sol en España se llamaba así porque tenía más de 300 días de sol cada año.
Él vivía al norte de Escocia y en esa zona el sol es un bien escaso así que no podía creerse esa afirmación, le parecía completamente imposible, no podía ser verdad.
Lo mismo pasa si hablamos de conciliación en España que nos preguntamos si de verdad existe algo parecido en otros países y que por supuesto no se parece en nada a lo que vivimos en este.
Porque lo que es innegable es que en España hay más unicornios que conciliación laboral, familiar y personal, así en términos generales.
Arranquemos definiendo lo que una madre como tu o como yo entiende, entendemos por conciliación de vida laboral, personal y familiar.
Lo más seguro es que coincidimos muchas y muchos en la misma idea.
Porque conciliar no es algo femenino, no es algo que nos deba afectar sólo a nosotras, no es ni exclusivo ni intrínseco a las madres.
No es que nos haya salido de pronto un apéndice en el cuerpo en forma de hijo que dependa única y exclusivamente de su santa madre. No, no es eso ni de lejos.
Conciliar es cosa de dos, en casa y de tres fuera de casa: la empresa y sobre todo la administración.
Conciliar es un verbo que hay que conjugar en presente y si me apuráis en imperativo, no en subjuntivo ni en condicional.
Para eso necesitamos leyes, es así no hay más tu tía. Necesitamos leyes que marquen las necesidades, los límites y las prioridades. Y leyes que se cumplan con legisladores que las hagan cumplir.
Conciliar tiene que ser un derecho, como la jornada de 8 horas o el mes de vacaciones. No podemos permitirnos perder derechos y si tenemos gobernantes que nos los quieren quitar pues, eso es otra película de la que podemos hablar después si queréis pero ya os adelanto que es un problema que sólo se arregla con las urnas.
Conciliar es sencillamente una necesidad para el país. Una población que concilia vida familiar y laboral es una población que crece (en todos los sentidos) es una población que consume, que se mueve, que dinamiza la economía local, que acude a acontecimientos culturales, deportivos, sociales.
Una población que concilia vida familiar, laboral y personal es una población feliz y sana en muchos sentidos. No nos engañemos, eso en niveles económicos es bueno para el país, aunque suene utópico e idealista, si se me dieran bien los números os podría enseñar gráficas de esas de expertos en las que se demuestra.
¿Y por qué demonios no tenemos eso en nuestro país desde hace años? Pues porque para poder conciliar primero hay que sentar unas bases imprescindibles en torno al respeto y sobre todo en torno a la igualdad entre hombres y mujeres.
No podemos plantearnos hablar de la conciliación en España como algo real, algo tangible, cuando tenemos una sociedad en la que aún la igualdad no existe realmente. No, no existe. Ni en el trabajo ni en casa. De momento el hombre y la mujer somos iguales en los libros y en los discursos, en el resto no es así.
Podríamos hablar de ejemplos sangrantes, podríamos hablar de violencia de género, podríamos hablar del tristemente famoso «techo de cristal» en muchas empresas, podríamos hablar de «ayudar en casa», podríamos hablar de cuidadoras de personas dependientes en las familias, podríamos hablar hasta de las condenas a las presas y a los presos en las cárceles españolas.
Podríamos hablar de incontables y tremendas diferencias que existen en todos esos ámbitos entre hombres y mujeres basadas en ¿en qué demonios se pueden basar? ¡¡ni idea!!
Podríamos hablar de todo eso para darnos cuenta de que aún la igualdad no existe. No es real, sí es verdad que las cuotas en los partidos visibilizan más a las mujeres pero habría que ver el papel decisorio real de esas mujeres y además si su comportamiento después viene marcado por la búsqueda de la igualdad o la perpetuación del sistema que la ha colocado en ese puesto.
Bueno, ya me he puesto en plan chungo, todo es negro y triste. No, para
nada pero ¿qué podemos/deberíamos hacer buscando/exigiendo esa igualdad que nos lleve a la conciliación?
No sé qué se os ocurre a vosotras, apuntadlo (si queréis en los comentarios de esta misma entrada, a mí me encantaría leerlos, la verdad) para comentarlo después por favor a ver si entre todas conseguimos algo más de lo que tenemos ahora.
Hola. un tema candente y del que me acuerdo cada mañana desde que tengo hijos. Te confirmo y avanzo que la conciliación en nuestro país es una utopía y no existe ni existirá nunca por lo menos en las empresas privadas. Con la crisis económica con sólo citar esa palabra tu puesto de trabajo ya peligraba… en fin… ya ves que soy muy pesimista ante que las cosas cambien. Seguimos en contacto
Sí, te veo pesimista, la verdad. Yo creo, bueno.. ya lo has leído.
Está en nuestras manos pero hay que ponerse a ello en serio y dejar de quejarse en la barra del bar nada más..