
Hoy toca sentarse a pensar en el deporte y nuestros hijos y de lo importante que es el deporte infantil con moderación en las gradas, eso sobre todo. Es un binomio que no todos vemos igual, eso es evidente. Como en casi todo cada uno tenemos una opinión a veces diametralmente distinta y como es habitual, aquí yo os cuento la mía.
Lo que hacemos en casa y lo que opino sobre la relación de los niños, de los míos, con el deporte. Lo mismo coincidimos o no.
Me parecía un tema sencillo a priori “mis hijos van a natación, lo tengo chupado” pensé al leerlo la primera vez.
Ahora, sentada delante de “la hoja en blanco del Word” me planteo más aristas del tema y me parece mucho más atractivo, más completo y por ende más complicado.
No se trata solo de hacer deporte sino de dejar que el deporte “te haga”, en este caso a mis hijos. A ver que me explique. Sí, mis hijos nadan, los dos, desde que nacieron.
Por motivos personales tenía clarísimo que los dos debían saber nadar desde pequeños o cuando menos, debían saber darse la vuelta en el agua, ponerse boca arriba y flotar.
No había discusión, el SantoPadre conoce esos motivos y estaba completamente de acuerdo. A día de hoy estoy esperando que salgan las extraescolares para volver a inscribirles en la piscina.
Lo hemos hablado con ellos y aunque les apetezca infinitamente más tirarse en el sofá, sobre todo en invierno, durante el tiempo que van a la piscina, lo entienden y lo acatan.
Obviamente ya saben nadar perfectamente, ya no es una cuestión mía personal. Ahora practican deporte por necesidad suya, propia, pero eso ellos aún no lo comprenden.
Sí, utilizamos el deporte para luchar contra el sedentarismo, la necesidad de movimiento y actividad física es innegable, lo que tiene de bueno para su salud y lo que repercute en evitar el sobrepeso y la posible obesidad infantil.
Y nosotros no vamos más allá, quizás porque realmente no somos una familia especialmente deportista. Nos mueve más la salud que las ganas de
practicar un deporte.
Es cierto que en un principio, cuando empezó el cole, inscribimos a ElMayor a la escuela municipal de baloncesto para que aprendiera a trabajar en equipo, para que supiera formar parte de un todo y no ser él “el todo”, para que aprendiera a colaborar y a respetar las normas.
No sé si lo conseguimos, creo que en gran parte sí, pero cuando eso lo aprendió y lo interiorizó y viendo que la práctica del baloncesto tampoco es que le entusiasmara, decidimos que esa etapa estaba superada y pasamos a que el único deporte fuera la natación.
¿Y por qué? Pues supongo que porque no somos especialmente deportistas en casa, lo que os decía antes y obviamente, somos sus referentes al menos de momento, en lo que a gustos y aficiones se refiere.
Pero os digo algo, tampoco sé si quiero que mis hijos se aficionen a un deporte, al menos por ahora. Y me explico. Tal y como veo el deporte infantil, así en general y seguro que hay excepciones y os prometo que las celebro como se merecen.
Estamos basando la práctica deportiva en la competitividad y no en la cooperación, potenciamos el ganar y no el jugar, nos callamos cuando “se saltan las reglas” más o menos sutilmente y dentro de unos límites. ¿Qué les estamos enseñando entonces?
Y claro ¿qué están aprendiendo nuestros hijos de nosotros cuando nos ven en esa tesitura? No, no lo quiero para los míos, de verdad que no. Sí, mayoritariamente el deporte infantil suele ser el fútbol.
Es el más accesible y normalmente el más asequible para las familias, quizás después el baloncesto y poco a poco se van viendo otros como el balonmano o el rugby pero por mi entorno, a mí alrededor es muy poco el tiempo que llevan como posibilidad deportiva para los niños. Cuando tenga datos sobre ello os lo contaré.
[…] la verdad, hemos vuelto al blog, a la rutina y a determinados temas y secciones, como esta de hoy. Si el martes volvía el #HayVidaDespuésDeLosSeis impulsada por mi amiga MerakLuna hoy toca venir con un montón de amigas a hablar de lo mucho que hemos han leído durante el parón […]
Merak:
Aquí la natación también ha sido "obligatoria" hasta que supieron nadar lo suficiente como para disfrutar del agua -no pedimos más-. EL resto ha ido variando: ballet, karate, ahora baloncesto… al gusto del consumidor. No voy a negar que me gusta ver a mi mayor yendo a entrenar, porque a mí me encanta el basket, pero siempre ha de ser algo que salga de ella, que lo haga porque le gusta y, sobre todo, que disfrute. El tema de la obesidad infantil también pesa, nunca mejor dicho.
Que lo disfrute y que le apetezca es estupendo y sí… la obesidad infantil pesa, mucho y puede que para toda la vida, tienes mucha razón (como siempre..).
Hola. coincido en tu planteamiento de apuntar a los hijos en actividades deportivas para evitar que estén tirados viendo la tele o con el ordenador. Además les viene bien 'descargar' adrenalina. De todas formas hoy en día hay muchos padres que obligan a sus hijos a realizar deporte como una competición y se pasan los fines de semana enteros de un campo a otro para que sus hijos compitan me parece ezcesivo. El colmo es que muchos de esos niños odian los deportes a los que sus padres los obligan a ir… Seguimos en contacto
Claro, lo de obligar ni se me pasa por la cabeza, sólo faltaría!