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Todo es complicado en la normalidad pero cuando esa normalidad se rompe, todo es aún más complicado. Y si hablamos de niños todo es muchísimo más complicado para nosotros, los adultos. Enseñarles a normalizar la diferencia implica hasta cierto punto ¿evitar el peligro de la invisibilidad, no os parece?

Hablar de niños especiales, niños con discapacidades cognitivas o físicas, niños que requieren de un trato distinto por parte del resto de la clase o del resto de la familia ¿cómo conseguir hablar de normalidad dentro de esa diferencia?

Yo, sinceramente no lo sé. No tengo en esto como en todo lo demás, una varita mágica con soluciones inmediatas y efectivas ¡ojalá la tuviera! Sobre todo para no herir nunca a nadie con mis palabras, mis actitudes o mis mejores intenciones.   ¿Y tú?

Hace unas semanas me encontraba con este video, lo veía y me paraba a pensar al verlo, al verme realmente. Es corto son sólo unos minutos… cuando lo veas, cuando te veas, hablamos.

¿Ya está? Y ahora… ¿cómo te vuelves a plantear el asunto de hablar con tus hijos de esos “niños especiales”?

Partimos de la base, al menos en mi casa, de educar en igualdad, en todos los sentidos y no sólo en el del género de cada uno.

Por ello, cuando mis hijos han tenido en cursos anteriores compañeros con necesidades especiales, hablábamos de que eran niños que necesitaban un poco más de tiempo o de explicaciones para hacer al final lo mismo que ellos o niños que como necesitaban menos tiempo, se aburrían en clase
mientras los demás entendían el problema o terminaban el ejercicio.

Sí, hemos tenido de los dos extremos. No ha habido más interacciones fuera
de su propia “normalidad” así que no se han generado más dudas entre ellos.

Han tenido compañeros en la piscina, por ejemplo, con malformaciones en uno de sus brazos pero eso no le impedía nadar aunque no llegara el primero como el resto.

Han tenido ejemplos de superación, de tenacidad y de ganas de ser uno más. Y por nuestra parte han tenido unos padres que miden mucho “el poder de sus palabras” como decía magistralmente Sonia el pasado domingo en este precioso post de su blog.


Pero una vez visto el video y una vez leído también el post de Merak sobre este tema y visualizadas mis propias dudas en las suyas ¿cómo normalizar sin invisibilizar?¿cómo normalizar sin ignorar? No lo sé, tengo mis dudas.

A ElMayor tuvimos que ponerle un casco para corregir su plagiocefalia cuando tenía menos de un año, cuando la gente nos miraba y le señalaba a mí me molestaba.

No porque lo hicieran sino porque lo hacían como si fuera algo que al niño lo hiciera peor persona, como si manchara al tocar, como si fuera contagioso.

Entiendo que cuando las cosas, las reacciones y las palabras no tienen mala intención, sino amabilidad, no deberían herir pero me queda la duda ¿normalizar o invisibilizar?¿normalizamos desde nuestros ojos de adultos en su mundo de niños?¿y eso es lo que debemos hacer, de verdad? Tengo mis dudas.

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9 thoughts on “Hay Vida Después de Los Seis. El Peligro de la Invisibilidad

  1. Merak
    Pilar, has dado forma a muchos de mis pensamientos. Es una situación que últimamente me persigue, porque mientras son pequeños es más fácil alimentar solo la empatía, pero con el tiempo, por muy bien que lo hayamos hecho (o intentado) desde que son pequeños, es complicado responder a sus preguntas y luchar contra algunas percepciones erróneas. Besos

    1. Me alegro infinito de haber puesto forma a muchos de tus pensamientos, es obvio que son pensamientos y preocupaciones comunes. Según crecen, aumentan las variables y es más complicado no sesgar la información que les damos… aunque al menos lo intentemos con todas nuestras fuerzas.
      Bss!!

  2. Muchas gracias Pilar por este punto reflexibo y tan cotidiano.
    Como afrontar tu primero esta situación y luego transmitirla con esa "normalidad" a los peques… realmente debe ser así?? deberiamos ser nosotros lo que aprendieramos de ellos y de su normalidad, estoy recordando cuando vamos de visita a ver a mi abuela, si 93 y como una rosa, y el pequeño terremoto va por la residencia saludando a todas las "amiguitas-compis del cole de la Super-yaya", el ve solo eso, no ve las sillas de ruedas, ni la demencia…….ains… genial como siempre!!!

    1. Sí, en algunas ocasiones estoy muy de acuerdo en que deberíamos ser nosotros los que aprendiéramos de ellos, tienes razón. Y cuanto más pequeños son quizás esa mirada está más limpia de prejuicios y deberíamos tratar de ver más a través de sus ojos en lugar de empeñarnos siempre y en toda ocasión en que sean ellos los que vean a través de los nuestros.
      De todos modos "el pequeño terremoto" es que es un bombón y seguro que la energía que reparte en esas visitas es tremendamente positiva para las amigas de la Super-Yaya.
      Bss Paloma!!

  3. Comparto contigo en que a veces es complicado normalizar sin ignorar.A los adultos, como se plasma en el video, a veces nos cuesta aceptar las diferencias pero partiendo de esa base y de que los niños perciben el entorno de otra manera habriamos de saber crear estratégias y aprender a normalizar como hacen ellos de manera innata. Para ello lo fundamental es aprender a desprenderse de prejuicios y saber asimilar que diferentes somos todos y que cada uno, tenga las carácteristicas que tenga, es único y especial.

    1. Nos cuesta horrores desprendernos de prejuicios de los que sabemos que tenemos y obviamente, de los que tenemos sin que lo sepamos… que de esos también llevamos alguno..
      Aprender a entender la diferencia, como decía en el comentario anterior Natalia, coincide plenamente con lo que señalas. Es imprescindible.
      ¡Mil gracias por la reflexión!

  4. El video es un buen ejemplo de como ven el mundo los niños y como los adultos. Mi hijo con un alto índice de ansiedad e hiperactivo no era invitado a los cumpleaños del cole porque "no podían vigilarlo todo el tiempo" y sin embargo en clase era amigo de todos sus compañeros, les ayudaba y compartía como el resto. A mi me molestaba, porque eso entristecía a mi hijo, pero al día siguiente el seguía felíz con sus amigos. Creo que los padres necesitamos educar y entender las diferencias y respetarlas mas que educar en la igualdad.

    1. Al final por tratar de ayudar "vigilando", no nos damos cuentas de que castigamos con la exclusión pero me encanta la reacción de tu hijo de seguir feliz con sus amigos al día siguiente, supongo que de una forma u otra, aunque le entristeciera, se daba cuenta de que la decisión de no invitarle al cumple no era de sus amigos..
      Sí, los padres necesitamos entender las diferencias, mucho!
      ¡Gracias por el comentario tan personal!

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