
Volvemos a ponernos el chubasquero y a coger el paraguas porque volvemos a Lisboa con lluvia, concretamente nos vamos a Belém.
Estuvimos ya paseando por el pintoresco y decadente barrio de Alfama que nos enamoró y hoy nos vamos a otra zona, la zona de Belém tan deliciosa como magestuosa por distintos motivos.
En este Belém no hay pastores, ese es otro no el de Lisboa.
En Belém, el de Lisboa, hay cuatro visitas indiscutibles, hay cuatro hitos que nadie puede ni debe perderse en mi modesta opinión y después de haberlos recorrido varias veces a lo largo de los años:
- La Torre de Belém
- El Monasterio de los Jerónimos
- La Torre de los Descubrimientos
- Los Pastéis de Belém
Y me atrevería a decir que los cuatro son casi, casi, casi igual de importantes aunque lo mismo alguien se me ofende ¡ya lo siento!
La Torre de Belém
El viento nos empujaba con rabia pero eso no fue motivo como para no subir por la estrechísima escalera hasta la parte más alta de la torre y sentirnos vigías esperando que se acercaran los barcos piratas a la ciudad.

Es increíble pensar que la torre se construye en medio del curso del río para evitar precisamente las incursiones corsarias y que ahora, con el paso del tiempo, el río ha decidido dejarla en la orilla.
Por fin en este viaje hemos descubierto que no es que se construyera con tanto artificio, es que en su reconstrucción y rehabilitación, se decidió actualizarla a los tiempos y a las modas.
La verdad es que es una preciosidad pero creo que en el fondo no deja de
ser una falta de respeto a la obra original aunque esto obviamente es sólo una opinión, concretamente la mía.
El Monasterio de los Jerónimos
Es un edificio impresionante por fuera y sobre cogedor por dentro. La imagen del cristo crucificado a ElCanijo le dio un poco de “pena, porque se le ven las costillas con sangre” y no me extraña, la verdad.
Por dentro el claustro es una delicia recorrerlo e imaginar lo que podía ser la vida contemplativa sin internet y sin prisas más allá de las propias de la vida monacal, que digo yo que no deben ser muchas ¿no?
Merece mucho la pena pasear ese claustro entero, las veces que haga falta y olvidarse del tiempo y pensar que se está en otra época, en otro momento casi que incluso se es otra persona para mimetizarse con ese entorno.
La Torre de los Descubrimientos
Es un monumento impresionante justo en la orilla en homenaje a los grandes marinos y por tanto, grandes descubridores de la historia portuguesa.

Un edificio imponente al que se puede subir a su terraza superior mediante un ascensor y desde donde se puede distinguir gran parte de la ciudad de Lisboa.
Además, abajo, en la orilla las figuras de los descubridores le dan un aspecto de fuerza y valor que siempre me ha llamado la atención.
Una vez que visitándolo, quizás fuera en nuestra primera visita, nos sorprendió la cantidad de ambulancias y camiones de bomberos a los pies del edificio.
La razón es que alguien parecía que iba a lanzarse desde la terraza y al final, le convencieron o la convencieron para que no lo hiciera. Sí, los viajes a veces tienen estas sorpresas y a veces acaban bien.
Los Pasteis de Belém o Pasteis de Nata

No es que estén buenos ¡¡es que son un pecado capital!! Nos gustaban ya de anteriores viajes pero en este debo reconocer que nos hemos recreado.
Todos menos ElCanijo que tiene su propio paladar y ha decidido que el hojaldre de la base le resultaba demasiado duro para su gusto, también es verdad que el pobre anda con los dientes que se caen y los que salen que tiene la boca que es un poema…
Hay que pasar por la pastelería más conocida y según cuentan, la única que fábrica los auténticos pasteles de Belém y digo pasar porque ya si decidís entrar y comprarlos allí, es cosa vuestra.
A nosotros las laaarguísimas colas a cualquier hora del día nos disuadieron de hacerlo pero no de comerlos casi todas las mañanas por aquello de empezar a recorrer la ciudad con energía suficiente y porque sencillamente es que están ¡¡de-li-cio-sos!!
Además no son pocas las cafeterías que indican que sus pastéis de nata vienen de esta famosa pastelería así que sí, quizás pagábamos un poquito más pero nos ahorrábamos el tiempo de la espera que eso en un viaje es muy importante.
Belém nos gustó muchísimo y nos dejó muy buen sabor de boca. Sin duda es una parte de la estancia en Lisboa que nadie debería perderse.
Gracias Pilar, me ha encantado volver a re-vivir desde tus palabras la preciosa ciudad de Lisboa… y sobre todo recordar los pasteles de Belemmmmmm…. deliciosos. jajajaja!!!
Jajajajaja… Lisboa es una delicia de ciudad y esos pasteles ¡¡una perdición!!
Me alegro de que te haya gustado volver a re-vivir que además.. ¡¡eso no engorda nada, maja!!
Ooooh!! Estuve en ese pastelería hace 25 años!! Y fue uno de los mayores descubrimientos del viaje! y eso que ni siquiera soy golosa! Gracias por devolverme ese momento. Mecachis! Si además habíamos quedado en que tampoco soy nostálgica! cagoen! 😉
Jajajajaja… ni golosa ni nostálgica… claaaaro, claaaarooo!!
Pocas cosas más dulces que los buenos recuerdos amiga.
Bss!!