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Sí, hoy es miércoles así que hablamos de cine. Por un lado os traigo cinco películas que no son puramente infantiles pero que son una opción magnífica para ver con nuestros hijos que ya han crecido un poco.
 
Por otro lado os quiero contar la historia de dos personas que vieron que el cine podría significar mucho más que un momento de entretenimiento para niños y mayores. Una de esas historias que antes o después, seguro que la veremos en la gran pantalla de un cine, cerrando así un círculo casi mágico.
 

 
Isabel y Carmelo cogieron sus bicis y salieron de España con el calor en la piel de una tarde de agosto madrileña y el de su proyecto en el corazón. Sus bicicletas, sus alforjas, sus mochilas y su cine portátil.
 
Arrancaba así su “Cinecleta” una idea con la que están recorriendo África, pequeñas aldeas que con suerte sólo tienen un televisor que ven todos juntos, de pronto se encuentran con dos turistas en bici que les llevan la magia del cine a sus casas.
 
 

La magia del cine

Llegan con sus bicis, sus mochilas, sus alforjas y su carro donde viaja el proyector y entre otros apechusques técnicos, la bicicleta estática con la que consiguen la energía suficiente como para ver la película gracias al esfuerzo de algún voluntario del lugar en el que estén. La técnica al servicio de la magia del cine.
 
¿Sus destinos? España, Marruecos, el Sáhara, Togo, Namibia, Madagascar,… pedalean en torno a los 60 kilómetros cada día y realizan una proyección cada tres días, ya han hecho 150 proyecciones en otras tantas aldeas en las que han recogido la ilusión y la gratitud de los ojos de los asistentes.
 

Ellos
intentan siempre poner cine local pero a veces no es posible así que apuestan a
caballo ganador, saben que Chaplin es una garantía de éxito en cualquier rincón
del continente.

Comen lo que las poblaciones les ofrecen y duermen donde los invitan, son nómadas y están recibiendo más de lo que ellos dan, según sus propias  palabras. 

Carmelo e Isabel, se han inspirado en nuestra propia historia, en la historia de las Misiones Pedagógicas de la segunda república española que gracias a cientos de
voluntarios que llevaba la educación y la cultura, el teatro y la literatura a la España rural de hace más de ochenta años, una España analfabeta e inaccesible.

Como ahora las aldeas africanas a las que llegan ellos con sus bicis y sus películas. Precisamente eso fue lo primero que proyectaron Carmelo e Isabel en Sanabria, el documental sobre las Misiones Pedagógicas de Gonzalo Tapia quien les confesaba que precisamente, la primera de esas misiones se llevó a cabo en bicicleta, un guiño de la historia quizás. 

En ese documental sobre las Misiones Pedagógicas se recogen testimonios de ancianos que recordaban cuando de niños llegaron a sus pueblos y aldeas con libros, con teatros, con imágenes que no habían soñado siquiera que pudieran existir.

Como ahora en los remotos rincones de África por los que pasan Carmelo e Isabel con su Cinecleta.

Cine en casa

Volviendo a la cotidianeidad de nuestro salón pero siguiendo con la inspiración de la historia anterior, hablamos de cinco películas con las que aprender junto a nuestros hijos. Con las que disfrutar, con las que soñar sí, pero también con las que podemos tratar esos temas que a veces se nos atragantan un poco.

 

Un día perfecto

Se estrenó en agosto de 2015 y dice la distribuidora que no está recomendada para menores de 12 años.Habla de la guerra, sin medias tintas, sin escenas macabras más allá de las propias de una guerra. Y habla de personas que se ven atrapadas en ella, de personas que tratan de ayudar, que se implican y que se queman en el intento. De gobiernos, de organismos, de despachos y de vida.   Es perfecta para hablar con nuestros hijos de guerras, de personas que huyen, de refugiados, de dolor y de lo que podemos hacer nosotros para tratar de paliar un poco esas tragedias. Muy recomendable.

El médico

Basada en el libro de Noah Gordon, “El Médico” es una de esas joyas con las que sin querer ellos aprenden y nosotros también.

La película no está recomendada para menores de 12 años, cuando la vimos con ElMayor él era algo más pequeño pero ya había cumplido los 10 y nos sirvió para hablar de medicina como es lógico pero también de historia, de geografía, de religión, de tolerancia, de sentido común y de ciencia y científicos.

Una joya que enganchará a pequeños y mayores y que dará muchos ratos de charlas después de verla.

Requisitos para ser una persona normal

Puede parecer una comedia frívola y lo es, una comedia fácil y lo es, una comedia, sí, lo es.

Pero además habla de personas, de relaciones, de respeto, de quererse a uno mismo y querer a los demás, de entender y perdonar… o no. 

La película está clasificada para mayores de 7 años y  personalmente creo que esta comedia de Leticia Dolera es muy recomendable para ver con nuestros hijos a
partir de esa edad y para hablar de muchas cosas después cuando termine la película, incluso de lo más escatológico que será lo que más gracia les haga, como es lógico.

Un viaje de diez metros

De esta película os hablaba desde el punto de vista más relacionado con la comida en el blog de Spices Cave pero ahora quiero también recomendárosla para ver con los niños, en casa, una tarde tranquila.

Está recomendada para todos los públicos y sin embargo tiene un arranque que quizás a los más  pequeños, a los que aún están muy apegados a mamá, les puede impresionar un poco.

Por lo demás la película es deliciosa y nos permite sobre todo hablar de  prejuicios, de gente que mira por encima del hombro de los demás pero que al final reconoce sus errores y de personas que se esfuerzan por comenzar y recomenzar con sus vidas las veces que sea necesaria, que no desisten, que no se rinden. 

Una preciosidad de película que seguro que os dejará muy buen sabor de boca.

Marte

Un sólo personaje, un solo lugar donde se desarrolla la acción y sin embargo una de esas películas que te enganchan desde el principio.

Está recomendada a partir de los 7 años pero quizás el ritmo sea más adecuado para niños que se enganchen más con los diálogos, las miradas, los gestos y los silencios.

Es una película para no dejar de aprender, para tatuarse en la piel que no tenemos derecho a rendirnos, nunca y para enseñárselo a nuestros hijos con la historia a la que Matt Damon le da vida y le pone cara en esta película.

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