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La autoestima es ese súper poder que
en gran medida les tenemos que enseñar a usar a nuestros hijos.  Todo es más fácil cuando son pequeños pero tú
no lo sabes hasta que no crecen.

Para algunos es más sencillo pero en términos generales la llegada a la adolescencia y la gestión de
la autoestima es complicada. Ya sabes que Hay Vida Después de los Seis es una
reunión de blogs de carácter mensual en la que hablamos de un tema, este mes
nos toca hablar, reflexionar y plantearnos eso: la relación de nuestros hijos
con la autoestima, la suya propia.

“No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el
viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor
momento.
Porque no estás solo, porque yo te
quiero.”

Este fragmento de un delicioso poema
de Mario Benedetti nos pone “en bonito” el tema. No te rindas, no cedas, a
pesar de que te dé la sensación de que todo está en tu contra. No es así, no es
para tanto y siempre cuenta con que yo te quiero, hagas lo que hagas y pase lo
que pase.

No sé si eso les ayuda a ellos pero sí
siento que nos define a nosotros al ver como poco a poco van siendo los protagonistas
de su vida
, como van de nuevo “aprendiendo a andar” y como les ayudamos sin que
se den cuenta, sin que a veces aprecien nuestra mano, a que esos pasos no
terminen con un golpe en el suelo.

Quiérete aunque te duela


Quererse a veces duele pero no
quererse, duele más y duele siempre.

Esa forma en la que te ves, esa
valoración que tienes de ti mismo con 11, 12, 13, 16 años… invariablemente va a
ser la forma en la que dejes a los demás que te vean y que te valoren,
lo que
pasa es que aún no lo sabes, como tampoco lo sabíamos nosotros cuando teníamos
esa edad.
Esa valoración que tienen de sí
mismos, su autoestima, se va a formar por sus pensamientos, sus sentimientos,
sus sensaciones y sus experiencias personales. Las buenas y las malas, las que
les provocan felicidad y las que les hacen sentirse infelices y a esta edad,
estas segundas suelen ser las más numerosas.
Tu imagen personal, tus habilidades
físicas, sociales e intelectuales, tu entorno, las personas importantes en tu
vida, la sociedad en la que vives,… todos son factores de riesgo en esto de
tener una autoestima sana, ni demasiado alta ni dolorosamente baja.
Todo se va asimilando e incorporando a
tu forma de ser, de verte y de sentirte. El componente genético se va fundiendo
con el ambiente en el que vives y te desarrollas y sí, todo puede ir variando a
lo largo de la vida pero ahora es cuando empiezas a mirarte a través de los
ojos de los demás
y a veces lo que ves no es lo que eres. Es complicado y
peligroso.
La adolescencia es ese punto en la
vida en el que interesa buscar la propia identidad,
algo de lo que hasta ese
momento no te habías preocupado ni lo más mínimo. Ahora necesitas descubrir y
experimentar pero también necesitas el apoyo y la valoración (positiva o
negativa) de los adultos en los que confías, sobre todo de ellos, sobre todo de nosotros.
Es en la adolescencia cuando nos
preocupa por primera vez cómo nos ven los demás,
como es la imagen que tienen
de nosotros. Por primera vez nos damos cuenta de que tenemos una imagen real
(como somos de verdad) y una imagen ideal (como nos gustaría ser o, lo que es
más peligroso, como nos gustaría que nos vieran los demás). Y todo esto tienes
que ir aprendiéndolo en la época de los “likes”, sí… todo es más complicado de
lo que nos gustaría que fuera, te lo aseguro.

Un espejo demasiado grande

Ya no se trata de que el adolescente
sea hedonista en casa y que de ello dependa su autoestima. El hedonismo ha
saltado a las redes sociales
donde todos mostramos lo que nos gusta de nuestro
mundo, donde la ficción se confunde con la realidad y quien no vive en ese
mundo real y no alcanza a ver la mentira que esconde, lo sufre. A los
adolescentes les empieza a pasar en demasiadas ocasiones.
Una baja autoestima, un grado elevado
de extroversión, poca sensación de responsabilidad y escasa estabilidad
emocional son los factores que predisponen más a los adolescentes a tener una
dependencia de su smartphone, según un estudio recientemente publicado por la
Universidad Rovira i Virgili de Tarragona.
Estamos hablando de un fenómeno que
señala que en países como Estados Unidos, un 92% de los adolescentes se conecta
al móvil cada día, todos los días y de esos un 24% reconoce que están en línea
prácticamente de forma constante.
Si la baja autoestima es una de las
causas de la adicción al Smartphone del adolescente medio, podemos pensar que
ese 24% que hemos mencionado puede tener algún desarreglo pronto si no lo está
teniendo ya ¿cómo intervenir?¿cómo actuar en esa situación?
En el mercado europeo de smartphones
España se ha colocado como líder, somos los mayores compradores de terminales
del continente. Quizás tendríamos que revisar la relación que permitimos que
nuestros hijos, nuestros adolescentes, tengan con su teléfono móvil antes de
lamentar problemas derivados de una posible baja autoestima.

Para trabajar sin que se den
cuenta

Hay una analogía que me gusta mucho,
si nuestra vida fuera una película, cada uno de nosotros sería el director de
la historia y nuestra autoestima sería la guionista de esa misma historia.
Nuestra autoestima es la cámara con la
que vamos rodando nuestra propia vida. A través de ella recogemos lo que
queremos ver desde un drama a una comedia o una película de terror.
En ese guion, en el de la película de
terror, es en el que pueden encontrarse muchos de nuestros adolescentes por
culpa de su autoestima ¿y cómo podemos trabajar con ellos, ayudarles,
comunicarnos con ellos, mostrarles situaciones, ejemplos e historias que puedan
servirles de inspiración? Y todo eso sin que noten que estamos ayudándoles o
sin que lo noten demasiado…
Pues para eso siempre he pensado que
el cine es una grandísima ayuda… películas como:

“Pequeña Miss Sunshine” en la que
todos los personajes ponen su granito de arena a veces sin darse cuenta y otras
veces de forma completamente consciente

– la magnífica “El club de los poetas muertos” donde se muestra la figura de un profesor que deja que sus alumnos
aprendan a volar

– la agridulce “Intocable” y esas
ganas de querer vivir que tienen los dos protagonistas, cada uno con las cartas
que le han tocado en la vida

– la clásica “Forrest Gump” que más
allá de todo lo que cuenta, no deja de ser un aplauso a la superación, a la
integridad y al amor propio

– la realista “Billy Elliot” quizás la
que deja más claro que cuando queremos, cuando nos queremos, cuando somos
nosotros los que nos marcamos nuestras propias metas y superamos nuestros
propios límites, lo que nos digan los demás no nos hace cambiar, no nos hiere…
aunque duela.

De todas esas películas hemos hablado
en el blog, no tenéis más que clickar en los títulos para ir a los posts donde
hablábamos de ellas y de muchas otras que quizás puedan serviros de inspiración
para pasar una tarde en familia tratando de uno de esos temas que tan poco les
gusta hablar a esos niños que tenemos y que están empezando a dejar de serlo.

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2 thoughts on “El adolescente y su autoestima, una relación complicada

  1. Me ha encantado Pilar, no sé cómo lo haces para describir de esa forma tan certera ese proceso vital al final del que serán adultos nuestras hijas e hijos. Y el poema de Benedetti me ha emocionado, porque una vez me encontré sentada en el suelo abrazando a un niño que lloraba desesperado porque 'quería encajar' y no era capaz: ni recuerdo qué palabras salieron de mi, pero lo que sí se es que las pensé y repensé antes de pronunciarla, y de algo sirvieron. Me has inspirado porque el mayor va para 14, así que imagina lo que nos queda aún. Me funciona escuchar sin juicios y estar todo lo presente que puedo estar, pero no deja de ser complicado porque para encontrase necesitan mucho tiempo y necesitarían muchos espacios de introspección, con frecuencia se bloquean quizás por no disponer de ello. Gracias por las recomendaciones de películas y por acompañarme en la adolescencia de mis vástagos.

    1. Gracias Macarena por tus palabras, siempre es muy agradable leerte por lo amable que eres conmigo.
      Lo de escuchar creo que es fundamental, a veces es complicadísimo no hacer juicios según vamos escuchándoles pero es que no nos queda otra opción.
      Y lo de la compañía ¡es mutua! ¡Gracias a ti también por tus comentarios y por leerme siempre!

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