
Hace sólo unas semanas hablábamos en este blog de los peligros de los juegos online sobre todo para la población más vulnerable que en gran medida son los adolescentes. Hoy vuelvo con ello porque merece mucho la pena.
A veces hay posts que tienen vida propia y surgen grandes reflexiones por ejemplo en los comentarios que dejáis al final del post y que no os agradezco lo suficiente, este es uno de los casos.
Y surgieron muchos comentarios a ese posts. Se agradece.
Sí, eso por supuesto. Os agradezco infinito que os toméis la molestia de comentar cualquiera de mis posts.
Ya os agradezco que los leáis así que imaginad la ilusión que me hace leer vuestros comentarios, son un regalo, en serio.
Y no siempre tienen que ser a favor de obra. Me encanta el diálogo y la discusión siempre que se haga desde el respeto y la educación, no hace falta que nos convenzamos de nada, cada uno tenemos nuestras ideas pero ponerlas en común, me parece un ejercicio tan sano y recomendable que de verdad os lo agradezco a todos.
Es cierto que cuando estamos de acuerdo y por seguir con este tema confluimos en los miedos, en la intención de estar alerta y en la búsqueda de información fiable.
Pero cuando no estamos de acuerdo crecemos, en mi caso por lo menos lo experimento así, por eso trato de responder siempre (o casi siempre, disculpad si comentais en algún post antiguo y se me ha escapado) a los comentarios que me dejáis.
Lo que pasa es que cuando las dimensiones de los comentarios crecen casi más que el propio post pues casi mejor redactar uno nuevo, como en este caso para dar esa visión que se me escapó en el anterior.
De la consola a los salones
Hablamos de adolescentes y de juego, de empezar jugando a la consola sin demasiado control por parte de los adultos de la casa y pasar a apostar dinero real en las salas de apuestas deportivas.
Hablamos de una realidad que se está dando en los barrios más desfavorecidos económicamente de muchas de nuestras ciudades.
Hablamos de que los datos oficiales y las estadísticas cuentan personas a partir de los 18 años recién cumplidos que cada vez son más frecuentes en estos locales y que según los psicólogos que están trabajando en esta realidad, no están preparados para jugar.
“Para colmo estas casas de apuestas les regalan dinero a los clientes sólo por entrar. Les dan 200 euros para apostar, para que cojan el hábito y los jóvenes normalmente no tienen conciencia de que es dinero real, sino que es otro juego como la Play Station.”
Ni en este post ni en el anterior quise decir nunca que la culpa sea de los adolescentes, sólo me limito a
contar, a reunir datos y a plantear posibles realidades que están ahí.
Porque en muchas de esas salas no sólo le regalan dinero al cliente en su primera visita, además se permite fumar en el interior y se regala cerveza sólo por entrar al local.
Sí, es un poco un reducto donde la ley es extremadamente laxa según señalan numerosas fuentes. De hecho sin ir más lejos hay comunidades autónomas como Madrid, Extremadura y Asturias que ni siquiera tienen una planificación de las salas de juego en sus territorios.
Parece que prefirieran tomar medidas cuando las dimensiones del problema así lo exijan ¿qué necesidad hay de prevenirlo antes? Deben pensar eso los responsables de estas administraciones, digo yo.
Y así cada vez hay más salas en estas ciudades, y así entra y sale cada vez más gente de esas salas y así son cada vez más jóvenes los clientes asiduos de las mismas.
No ayuda nada que los deportistas más conocidos sean las caras de estas casas de apuestas deportivas, como no ayuda nada que hasta en horario infantil se puedan ver estos anuncios en las distintas televisiones de nuestro país, pero es así.
“Se normaliza el juego y se presenta como algo divertido” denunciaban desde el Consejo Audiovisual de Andalucía.
Adolescencia vulnerable
Si lo anuncian mis deportistas favoritos, si lo emiten en horario infantil, si te regalan dinero para apostar cuando pisas el salón por primera vez, si es probable que te inviten a una cerveza al empezar a jugar… todo se complica y cuanto más joven eres, aún más.
La directora gerente de Salud del gobierno de Navarra, Mª Begoña Flamarique Chocarro, señalaba como “especialmente alarmante” el progresivo descenso de la edad de inicio al juego y cómo va creciendo la costumbre de apostar entre los menores de 18 años y los que los acaban de cumplir.
¿Qué sea culpa de los menores? No, no lo creo.
¿Qué sea culpa de sus padres? Pues no me atrevería a ser tan tajante, la verdad. Las circunstancias a veces son las que marcan la diferencia.
¿Qué haya que estar muy atento por parte de los adultos? Sí, mucho eso me parece innegable.
¿Qué haya que exigir a la administración mucho más de lo que le exigimos? También, por supuesto, no podemos quedarnos en la pataleta delante del televisor, de hecho, esa exigencia es también una forma de educar a nuestros hijos.
¿Qué yo veo una relación evidente entre una pequeña adicción en casa y un serio problema de salud si no se ataja a tiempo? Pues sí, también es así.
No es el único factor pero si no les enseñamos a controlar cuando son más pequeños, si no les hacemos dueños de sus gustos y sus aficiones, si todo vale, si ellos marcan los tiempos y las necesidades, es evidente que no les estamos ayudando ni educando a evitar males mayores ¿no os parece?