
Hablar de los ojos de los bebés es reconocer que somos nosotros, los adultos los que tenemos que estar pendientes porque ellos no nos lo pueden contar.
Hoy vengo a hablaros de cómo ven los más pequeños de la casa para que podáis valorar si ha llegado el momento de llevarle a un especialista, una visita que ante la mínima duda: nunca está de más.
En casa tenemos un poco de todo, hay miopías, hay ojos que no tienen ninguna patología y hay quien empieza a tener ya la vista un poco cansada.
Tenemos gafas y lentillas para cada uno y siempre hemos tenido muy claro que los ojos hay que cuidarlos desde que nacieron los niños, desde que eran bebés.
Hace unos meses os hablaba de los cuidados que hay que tener con nuestros ojos por ejemplo en verano, con la luz solar, con el uso de pantallas, con la alimentación infantil.
Hoy voy más atrás, cuando los niños son bebés, cuando no pueden contarnos si ven bien o no ven bien, cuando somos nosotros, los adultos los que debemos vigilar sus pequeños ojos y descubrir cómo es su visión.
La vista durante los primeros meses

Según el Director de Operaciones de Vision Direct, Branden O’Brien que ha trabajado como optometrista durante más de veinticinco años hay mitos o ideas preconcebidas que no se ajustan a la verdad.
Por ejemplo, los bebés no ven sólo en blanco y negro, ni ven todo gris a su alrededor por lo que es recomendable
utilizar colores bien contrastados en la decoración de los entornos donde más tiempo pasan.
Los bebés no nacen miopes propiamente dicho pero sí es cierto que durante las primeras semanas no ven nada que esté a más de treinta centímetros de distancia de su campo de visión.
Los bebés, los recién nacidos, tienen un 5% de la capacidad de visión de un adulto y va poco a poco aumentando ese porcentaje durante los primeros doce meses de vida. Es una evolución tremenda si lo pensáis.
En torno a los diez meses de vida los bebés adquieren ya su color de ojos definitivo, hasta ese momento la melanina de su cuerpo es más bien baja y el color de sus ojos va evolucionando.
La visión no deja de evolucionar a lo largo de toda nuestra vida y es evidente que la tecnología está dando pasos de gigante para ponernos herramientas cada vez más sofisticadas (como las últimas retinas biónicas
que se están implantando) a nuestro alcance pero no está de más que cuidemos y vigilemos la visión de los más pequeños de la casa para poder evitar males mayores.
Yo a la mía la empecé a notar que metía mucho los ojitos ya desde los tres meses, en la revisión de los seis meses pedí cita con el oftalmólogo pensando que tenía estrabismo y no era eso sino mucha hipermetropía que la hacía torcer los ojos. Desde los ocho meses lleva gafitas y se ha adaptado genial a ellas. Ahora tiene tres y la han puesto parche porque por un ojo parece que ve menos, el parche la molesta más pero se deja hacer de momento.