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La familia es uno de los temas recurrentes en el blog, sobre los que me gusta reflexionar periódicamente porque a fin de cuentas, la familia viene a ser el conjunto mínimo de células de un cuerpo mayor que es la sociedad.

Hoy vuelve a ser el Día Internacional de la Familia un año más y a mí me llevan los demonios al pensar en lo poco o nada que se hace día a día para apoyar a las familias, sobre todo a todas las que de verdad lo necesitan por parte de nuestros gobernantes.

Pero no es que lo diga yo que estoy cabreada con  Mariano que podría pero no, es que lo dicen hasta en Europa que tenemos unas políticas dirigidas a la natalidad, dirigidas a la familia que parecen más limosnas electoralistas que políticas sensatas y
sobre todo a largo plazo.

También es verdad que mientras cuele y algunos se lo  sigan tragando pues para qué cambiar el soniquete deben de pensar algunos de nuestros políticos.

Un país para viejos

Y parece que no hay quien lo quiera remediar. Con nuestro gobierno parece que no va el tema, es un tema que hoy no toca o no nos vamos a meter en eso ahora como dice Mariano de vez en cuando.

Somos el país con las mayores cotas de longevidad de toda Europa, nos hacemos mayores, todos y no hacemos niños o no todos los niños que deberíamos hacer para evitar graves problemas fiscales en un futuro cada vez más cercano.

Estamos en torno a los 8’79 nacidos por cada mil habitantes, nos hacemos viejos, muy viejos y en silencio.

Nuestra natalidad está en el mínimo histórico pero nadie protesta, nadie hace nada para cambiarlo quizás porque a nadie le importa, sólo a nosotras pero mientras seamos sólo la mitad de la población pues tampoco es que importe y que en el fondo, tampoco somos todas ¿no? 

A mí que tengamos una política de natalidad como la que tenemos y por los gobiernos que tenemos y hemos tenido, me lleva a pensar que los ciudadanos que los votan tampoco es que pierdan el sueño porque haya una política de natalidad en la que el padre y la madre compartan derechos y obligaciones ¿he dicho madre, o lo que es lo mismo, mujer?¿a ver si va a ser eso?

La familia, bien gracias

 

Sí, pero no precisamente gracias a las políticas de natalidad de nuestro país que son las más pobres de Europa. 

Los hijos cuestan dinero sí, es una forma muy fría de contarlo pero es una realidad innegable.
Entre los 6.000 y los 11.000 euros el primero año y algo más de 100.000 euros hasta que cumplen la mayoría de edad, lo que no significa que dejen de costar
dinero. Queda claro que tal y cómo están las cosas en lo laboral, en lo económico y en lo social en nuestro país pues lo de tener hijos con suerte se pospone y sin suerte se elimina de nuestras vidas.
En España, en 2016, las mujeres tenían su primer hijo casi a los 32 años de edad de media. Nos hemos convertido en las madres añejas de Europa adelantando con holgura a Italia e Irlanda, dos países que estaban por delante de nosotros hace sólo cinco años.
¿Y por qué se retrasa la edad de tener un hijo? Pues muy sencillo porque no se puede vivir con un trabajo precario como para plantearte tener otra vida que dependa de esa misma precariedad. Es lo que viene a señalar en uno de sus informes la Organización Internacional del Trabajo que será triste pero que es así.
Sin embargo y haciendo malabares conseguimos tener hijos y lo que es más complicado, conseguimos sacar tiempo de donde no tenemos para cuidar de ellos, más tiempo del que tenían nuestras madres según ha publicado The Economist hace sólo unos meses.
Luego ya nos vienen con lo del tiempo de calidad que a veces creo que no es por consolarnos sino por convencernos de forma muy ladina de que deberíamos estar mejor en casa con nuestra prole y si hay que comer una vez al día porque no llegamos a fin de mes, pues listo.

Ellas están aún más solas

Me encanta la cita que dicen es de Mao Zedong sobre las mujeres: “Las mujeres sostienen la mitad del cielo porque con la otra mano sostienen la mitad del mundo”.

Me encanta porque está diciendo que la otra mitad del cielo y del mundo la están sosteniendo los hombres, porque habla de igualdad o al menos así la interpreto yo y por eso me gusta.

Sin embargo, en términos familiares ellas están más solas cuando hablamos de familias monomarentales, sostenidas únicamente por una mujer. Tienen menores rentas que las familias monoparentales y que aquellas formadas por dos progenitores, están mucho más cerca del riesgo de exclusión social y claro, no hablamos de políticas de natalidad o dirigidas a estas familias porque ya hemos visto que lo que hay en este sentido es poco y malo.

Según Cáritas, la exclusión social afecta a un 34% de las familias monomarentales y en nuestro país hablamos de un 34% de los casi dos millones de familias en las que sólo está la madre como adulto de referencia. Hablamos de muchas mujeres, de muchas familias y de muchas soledades que ni siquiera en días como el de hoy se sienten acompañadas. 

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