
Tema complicado donde los haya pero es que el otoño como la primavera son las épocas en las que más aparecen invitaciones de boda en nuestras agendas y buzones y ¿qué os parece a vosotras eso que pasa a veces, que en la invitación os digan, con muy buenas palabras, que es una boda sin hijos o sea, que vuestros hijos no están invitados?
A ver lo primero es lo primero y los novios son muy libres de invitar a quien quieran y como quieran el día de su boda, eso es innegable y nadie lo discute.

Y partiendo del derecho de unos, vamos a la sensación que eso puede producir en los demás ¿cómo se sienten los invitados a una boda cuando les dicen que es sólo para adultos?
Es verdad que son las menos, en 2017 sólo un 8% del total de las bodas celebradas fueron “sin niños” según leí en algún sitio hace poco.
¿Bodas sí pero hijos no?
Como es lógico habrá de todo, habrá quien lo lleve mejor y habrá quien se indigne.
Para algunos puede que sea una liberación, una noche de fiesta y distensión, un paréntesis para recuperar charlas con adultos, con amigos, con familia, para bailar y para reír sin mirar el reloj y hasta que el cuerpo aguante, el cuerpo propio y no el de un niño.

Además no es un lugar ideal para los niños porque siempre hay alguien que se pasa en el consumo de alcohol y quizás no sea lo más oportuno para los más pequeños.
Para otros puede ser un poco insultante, sus hijos son su familia y donde no son bienvenidos pues ellos tampoco se sienten bienvenidos.
Porque los niños están con otros niños, pueden hacer nuevos amigos o coincidir con familiares a los que quizás no ven tanto como nos gustaría a todos.
Ninguna de las dos opciones es difícil de entender ¿verdad?