
El día 5 de octubre ha sido el día mundial de la sonrisa, de la felicidad y del docente. Tres días mundiales en el mismo día, se acumulan, es evidente.
Lo barato que es sonreír y lo poco que lo ponemos en práctica a pesar de que según algunos científicos tiene importantes efectos beneficiosos en nuestra salud y en nuestras relaciones personales.
Generamos endorfinas cuando sonreímos, parece un acto vanal pero es mucho más que eso. La sonrisa se traduce en amabilidad y muchas veces deberíamos apostar más por la amabilidad que por la discusión, seguro que veríamos la vida de otro modo.
¿Os acordáis de la “smiley face” que nació en 1963 y que ahora la revisamos cada día en los emoticonos de nuestros teléfonos? Pues de ahí, de su creador, viene la idea de dedicar un día al año a la sonrisa, a la cordialidad, a la amabilidad y a la simpatía.
Quizás como contrapunto a la desconfianza, al miedo, al condicionamiento grupal en el que vivimos todos los días del año.
Sonrisas de libertad

Sabemos que no somos libres para decidir realmente, que estamos condicionados por el grupo mucho más de lo que creemos y que en muchas ocasiones adoptamos comportamientos para evitar sobresalir de ese mismo grupo.
Se llama el síndrome Solomon y es una especie de defensa ante la envidia que pudiéramos provocar en los demás y los malos efectos que esta tendría en nuestra vida.
Es una de las peores reacciones humanas, la envidia y sin embargo para muchas personas es inevitable.
Compararnos con los demás y llegar a la conclusión de que ellos tienen algo que nosotros deseamos, es el germen de la envidia porque enfocamos en lo que no tenemos, en nuestras carencias, en la negatividad y en nuestra inferioridad.
Enfocamos en el lado más triste de nuestra vida y nos negamos el derecho a disfrutar y a sonreír
La risa y nuestra salud

Un paso más allá de la sonrisa está la risa, directamente ligada con el sentido del humor y según todos los expertos relacionada estrechamente con la creatividad del individuo.
La risa nos sana y no es sólo una forma de hablar, distintos estudios llegaron a la conclusión de que las personas que se ríen tienen una tendencia menor a caer enfermas, además la risa es un componente a tener muy en cuenta cuando hablamos de salud mental.
La risa es una moderadora del estrés y aquello que en su momento nos produjo risa lo recordamos mucho mejor que aquello que no lo hizo.
La sonrisa es una reacción quizás algo más individual mientras que la risa es un fenómeno social y los humanos somos animales sociales por naturaleza. La risa induce al afecto, nos caen mejor las personas que nos hacen reír o sonreir.

Cada vez son más los estudios que llevan la risa como terapia e incluso se ha estudiado los efectos de la risa sobre la inmunidad de los individuos con resultados esperanzadores.
Con todos estos datos deberíamos tener muy clara la necesidad de ponernos una sonrisa en los labios cada mañana al despertar porque nos hace mejores personas, porque nos hace más felices y porque es altamente contagiosa sobre todo entre la gente que queremos.
Contagiar felicidad con una sonrisa puede ser uno de los mejores propósitos que nos marquemos para el nuevo año y además, uno de los más fáciles de cumplir ¿no os parece?
Me encanta tu post. Que razón tienes. A veces hasta nos da miedo sonreír por no suscitar las envidias, cuando debería ser al revés. Alejémonos de la gente tóxico y juntémonos con los que son de sonrisa contagiosa 😀