
Entramos en unas fechas en las que miles de adolescentes y preadolescentes esperan recibir como regalo el nuevo smartphone, la nueva tablet o el último PC que está en el mercado, adolescencia y tecnología puede ser un binomio muy positivo o muy peligroso y nos toca a nosotros estar atentos.
Nos guste o no resulta que según un estudio publicado hace poco por la revista The Lancet, la adolescencia cada vez empieza antes y termina más tarde.
De los 10 años a los 24 tenemos un adolescente en casa, resulta que físicamente crecen incluso más que las generaciones anteriores pero psíquicamente necesitan más tiempo para madurar y convertirse en adultos que esas mismas generaciones anteriores.

La generación del YA
Todo debe ser inmediato para la mayoría de los chicos y chicas que viven en esa franja de edad, la de la adolescencia y esto trasladado al uso de la tecnología les está haciendo ser unos consumidores compulsivos que en demasiadas ocasiones no saben cómo gestionar las situaciones en las que se encuentran.
La cuarta parte de los niños españoles de 10 años ha entrado ya en la rueda del consumo de dispositivos tecnológicos, la mitad de los niños de 11 años y el 90% de los que han cumplido los 15 dispone de un Smartphone para su uso personal.
Lo que se contrapone con que el 70% de los menores de edad reconoce que sus padres no se lo revisan, no inspeccionan o supervisan el teléfono de sus hijos menores de edad.

Para el juez de menores Emilio Calatayud eso es un error por parte de los padres y madres que debemos velar por la seguridad de nuestros hijos para saber si ha empezado a frecuentar nuevos amigos, para saber de qué hablan y con quién, para poder ayudarles si nos necesitan incluso aunque ellos no lo sepan.
No somos los amigos de nuestros hijos, no tenemos que mantener con ellos una relación simétrica porque tenemos la obligación de protegerles y por ello tenemos la obligación de ejercer la autoridad, de marcar límites y de cuidarles.
Un adolescente en casa
Nos quejábamos (medio en broma medio en serio) de que nuestros bebés no venían con un manual de instrucciones bajo el brazo y sin embargo, cuando llega la adolescencia de ese bebé ¡qué fácil nos parecía aquella etapa!
Antes y ahora no hay manuales ni recetas mágicas que funcionen siempre. Nos toca ir probando con lo que tenemos más a mano: nuestro sentido común.
El 80% de los padres y madres españoles reconoce que no sabe cómo controlar el uso que sus hijos hacen del móvil o la tablet y eso significa que tienen una actitud relajada y no toman medidas protectoras al respecto.

Ocho de cada diez confiesa que no sabe cuáles son las herramientas que existen para el manejo seguro de los dispositivos que utilizan sus hijos a veces en exceso.
Para evitar ese uso en exceso en países como Francia han decidido prohibir los smartphones en el colegio, tanto en los recreos como en los pasillos porque pedagógicamente les estaba perjudicando.
Ya estaba prohibido utilizarlos en el aula pero ahora lo han ampliado al recreo porque habían disminuido drásticamente los juegos en grupo y las actividades al aire libre, los chicos y las chicas se aislaban y de reunirse lo hacen para ver vídeos en sus dispositivos.
En España estamos en unas cifras muy parecidas.
Casi un cuarto de los adolescentes españoles pasan más de seis horas diarias en la red lo que según los expertos es claramente un uso excesivo que se relaciona con trastornos del sueño, tendencia a la obesidad, eliminación de la motivación por lo que les rodea y una disminución de su capacidad de concentración.

Son los llamados “usuarios extremos” y como hemos visto el punto en común que tienen es que son adolescentes, en la franja de edad de los 10 a los 24 años, independientemente de si son chicas o chicos porque en eso los datos cada vez son más iguales.
Por su propio bien
Por ellos y por su propio bien, el mando lo tenemos que tener nosotros controlado.
El ordenador siempre debería estar en una habitación común y no en los dormitorios de los adolescentes.
Nosotros como padres y madres responsables deberíamos tener un perfil en las redes sociales por las que se mueven nuestros hijos y saber cómo gestionarlo.
No está de más lo que decíamos antes de revisar sus smartphones e incluso cortar el acceso a determinadas webs.

Fundamental como paso previo: educar en la empatía y el respeto y os dejo un artículo muy interesante del periodista Pepo Jiménez en el que a partir de su propia experiencia y usando los datos disponibles, se plantea una sensata guía para padres desorientados con esto de internet y el uso o abuso que dan sus adolescentes al respecto.
No fácil no es pero por lo menos habrá que intentarlo ¿no os parece?