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Un fin de semana por delante para meternos en la cocina y preparar algo delicioso. Cocinar juntos para comer mejor puede ser muy beneficioso desde muchos puntos de vista así que si estás pensando en un plan para este fin de semana ¿por qué no planificar una mañana o una tarde en la cocina todos juntos?

Una actividad en familia sin salir de casa en la que todos aportan lo que pueden y que además os va a beneficiar durante el resto de la semana. Si lo planteamos bien puede ser incluso divertida ¿os animáis a probar?

Beneficios de cocinar

Países como Canadá se han dado cuenta de que deben promover la cocina casera para mejorar la salud de su población en general y han reeditado la guía alimentaria que editan para la población y que no actualizaban desde hacía más de una década.

No tenemos tiempo entre semana en la mayoría de los casos pero podemos sacar un hueco el fin de semana para cocinar juntos y preparar algunas de las comidas o cenas del resto de la semana.

Con un poco de organización quizás no sea tan complicado conseguirlo y los beneficios son muy numerosos:

  1. Cocinar es una actividad relajante si nos lo tomamos como un paréntesis en la rutina diaria, como una forma de desconectar del trabajo y conectar con nuestra familia.
  2. Si lo hacemos juntos favorece las relaciones familiares, surgen conversaciones espontáneas que nadie esperaba y ayuda a la comunicación de una forma más relajada de lo habitual.
  3. Cocinar quema calorías, hay estudios que afirman que se llegan a quemar 150 kilocalorías durante una hora de cocinado y además, se sabe también que las personas que cocinan en casa comen en torno a las 200 kilocalorías menos que las que comen comida precocinada.
  4. Cocinar estimula la psicomotricidad fina con todos esos pequeños movimientos que estamos obligados a realizar mientras cocinamos.
  5. Cocinar ejercita la mente, es un ejercicio mental que empieza en la planificación de lo que queremos cocinar, pasando por la compra de los ingredientes que necesitamos y los pasos que vamos haciendo mientras estamos cocinando.
  6. Cocinar desarrolla nuestra creatividad, no sólo hablamos del propio proceso de cocinar en sí mismo sino de crear combinaciones de ingredientes y técnicas, de jugar con las posibilidades y los sabores.
  7. Cocinar nos hace ser más atrevidos e incluso más tolerantes porque nos permite viajar desde nuestra cocina cuando nos atrevemos a preparar un plato de un país que no es el nuestro y con ingredientes que puede que no conozcamos o puede que nunca los hayamos utilizado de ese modo.
  8. Cocinar nos une y nos alimenta, hace que comamos más en casa, nos genera hábitos alimenticios mejores para nuestra salud, hace que seleccionemos más y mejor los alimentos que ponemos en nuestra mesa y fomenta los buenos hábitos alimenticios de toda la familia además de provocar que nos conozcamos mejor, que nos comuniquemos mejor.

Cocinar es comer mejor

Comer mejor que tampoco significa comer más, no nos confundamos, incluso hay médicos que hablan de que es más sano levantarse de la mesa sin habernos saciado del todo, con ganas de un poco más.

Comer menos pero también con moderación para que no se ralentice sin motivo nuestro metabolismo basal.

Alimentarnos con sentido común limitando o eliminando en la medida que nos sea posible todos los azúcares simples añadidos sobre todo en la comida precocinada, en los productos ultraprocesados.

La OMS ya ha limitado los azúcares simples que podemos consumir para mantener nuestra salud en un 10% de las calorías totales, lo que significa que deberíamos quedarnos sólo con aquellos que ya están en las frutas y verduras que consumimos porque nuestro cerebro realmente no necesita más azúcares que esos.

Ni el pescado es siempre mejor que la carne ni los huevos son malos para el hígado, como siempre será la calidad del producto la que afecte a nuestra salud.

El huevo ayuda a digerir, no sube el colesterol, tiene vitamina D y lecitina y contribuye a la absorción de grasas. No podemos desterrarlo de nuestra dieta por culpa de cualquier nueva moda que surja.

Pasa lo mismo con las grasas que llevan años siendo las malas de la película en lo que a alimentación sana se refiere cuando son la base para el funcionamiento y la asimilación de determinadas hormonas y vitaminas.

Tenemos que mantener en este caso un consumo sensato de alimentos ricos en grasa como son el aceite de oliva y la mantequilla, una proporción correcta de grasas con Omega 3 y con Omega 6 por sus beneficios para nuestra salud y en esto de nuevo el aceite de oliva se mantiene como la grasa vegetal más recomendable para consumir.

Las grasas tienen 9 kilocalorías por gramo, es cierto que es un dato elevado pero eso no quita para que las eliminemos de nuestra dieta si queremos perder peso, habrá que medir lo que comemos y para eso, volvemos a lo de antes es muy recomendable meternos en la cocina al menos una vez a la semana para organizar nuestros menús y los de nuestra familia entre todos.

Volvemos a Canadá para reforzar esta idea, en este país se ha calculado que el 30% del gasto medio de los ciudadanos se destina a la compra de comidas preparadas fuera del hogar por lo que quieren animar a la población a alimentarse más con alimentos cocinados en casa, por ellos mismos, para alimentarse mejor.

Se han atrevido a modificar el concepto de los cuatro grupos de alimentos tradicionales (lácteos, carne/pescado, fruta/verdura y cereales) para animar a la población canadiense a comer más proteínas de origen vegetal, aumentar la ingesta de cereales integrales y vegetales y tener el agua como principal bebida para así reducir o eliminar el consumo de zumos por la cantidad de azúcar que aportan a la dieta de los ciudadanos.

Lo dicho, sentido común y organización y si no os gusta cocinar como le pasa a mi amiga Sara, lo mismo os animáis a probar viendo algunos de los concursos de cocina que tenéis en Netflix.

Para probar recetas de otros países como decíamos antes, sabores e ingredientes que quizás utilizamos poco en nuestras cocinas, otra amiga que también se llama Sara tiene un blog en el que vais a encontrar más inspiración de la que imaginabais, sólo hay que ponerse el delantal y atreverse a cocinar juntos para comer mejor.

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