
Decir que hay enfermedades de mujeres y de hombres quizás sea mucho decir salvo aquellas que son obvias pero es cierto que hay enfermedades que, siendo comunes, nos afectan más a nosotras y otras que nos afectan porque sólo nos sabemos los síntomas cuando la padece un hombre aunque suene increíble es así de sencillo.
Deberíamos preocuparnos quizás un poco más por nosotras mismas así que hoy vamos a hablar de eso, de cuando nos sentimos mal, de esas enfermedades de las que tenemos que cuidarnos más nosotras que ellos de las que podemos prevenir y de las que podemos detectar con algo más de tiempo que ahora si nos fijamos más.
Que no se trata ni de asustarnos ni de nada, simplemente creo que deberíamos tenernos en cuenta a la hora de cuidarnos un poco más de lo que lo hacemos habitualmente.
Enfermedades de mujeres y hombres
Nos quejamos menos que ellos, eso es una apreciación generalizada por profesionales y cuidadores y eso en el fondo no es algo bueno porque lo que está en juego es nuestra salud.

Estamos educadas para cuidar pero no para cuidarnos y tenemos que dar ese paso, tenemos que escucharnos cuando nuestro cuerpo nos manda un aviso.
Por ejemplo, en la mujer el dolor de un ataque cardiaco suele ser gradual a diferencia de lo que ocurre en el hombre, además, muchas veces se confunde con dolor muscular o incluso indigestión por lo que no le damos la importancia que deberíamos
Sí, el dolor en el pecho es un síntoma común a ambos sexos pero hay otros que se manifiestan sólo en nosotras: fatiga, malestar en la espalda, en la mandíbula, en el cuello.
Las mujeres tardamos más en recibir atención médica cuando sufrimos un infarto y eso repercute en las posibilidades que tenemos de recibir una terapia adecuada como un cateterismo cardiaco o la implantación de un baipás tras sufrir un infarto.
En Canadá llegaron a confirmar con datos estadísticos que en los diez minutos posteriores a la llegada al servicio de urgencias de un hospital con los síntomas propios de un infarto, las mujeres eran sometidas con menor frecuencia a un electrocardiograma que los hombres.
Es evidente que tenemos que escucharnos más para conseguir que los demás también nos escuchen más y mejor.

Cuidarnos más a nosotras
Eso sería lo primero y lo más importante que queramos, sepamos y podamos cuidarnos también nosotras pero no como un artículo de lujos sino como una necesidad, algo lógico para el bienestar común.
Para eso es bueno que tengamos en cuenta que hay patologías que pudiendo afectarnos a todos, nos afectan más a nosotras y tenemos que prevenirlas en la medida de lo posible.
Por ejemplo la osteoporosis que afecta a tres millones de personas sólo en España pero sobre todo a mujeres a partir de la menopausia, “la osteoporosis es una enfermedad esquelética en la que se produce una disminución de la densidad de la masa ósea. Los huesos se vuelven más porosos, aumenta el número y el tamaño de las cavidades que existen en el interior de los huesos. Son más frágiles, resisten peor a los golpes y se rompen con mayor facilidad.”
El Dr. Rebull con el que hemos podido hablar sobre esta enfermedad estos días, es el responsable del área de Densiometría de la clínica Creu Blanca y nos comentaba que con una prevención precoz podría evitarse el empeoramiento de la mayoría de los casos y reducirse el número de fracturas, “la prevención de la osteoporosis se inicia desde la lactancia. Cuanta mejor alimentación en alimentos ricos en calcio mejor para poder conseguir una máxima masa ósea. Por otro lado debemos estar atentos y tratar todas aquellas causas o enfermedades conocidas que provocan o favorecen la aparición de la osteoporosis.”

Alimentos ricos en calcio y una producción adecuada de Vitamina D para que el calcio sea absorbido correctamente por nuestro organismo.
La Vitamina D es sintetizada por nuestro cuerpo al exponerse al sol durante un periodo de tiempo muy corto, no hace falta estar más de 12 o 15 minutos al día para mantener los niveles en sangre de esta vitamina en los márgenes de la normalidad.
No es complicado, simplemente tenemos que tener ese tiempo para dárselo a nuestra salud ¿por qué no lo conseguimos entonces?
Pero hay más enfermedades de mujeres aunque no lo sean, por ejemplo la migraña, una enfermedad crónica y potencialmente incapacitante que es más frecuente entre nosotras sobre todo por factores hormonales, como la diabetes de tipo 2 que nos afecta más a nosotras.

El cáncer de mama es más frecuente en mujeres y las varices también tienen una incidencia muy superior entre nosotras que entre los hombres.
La celiaquía es dos veces más frecuente en mujeres que en hombres, como la artritis reumatoide o la fibromialgia y a partir de la adolescencia somos nosotras también las que sufrimos con mayor frecuencia de trastornos emocionales, problemas relacionados con la ansiedad, crisis de angustia y alteraciones de la conducta alimentaria.
Ya veis que nunca es demasiado pronto para empezar a cuidarnos y sin embargo sí puede ser demasiado tarde si no nos ponemos a ello antes de que nuestro cuerpo nos mande el aviso de lo que realmente no son enfermedades de mujeres aunque puedan parecerlo.
No es que sean enfermedades de mujeres pero quizás por no hacernos caso se conviertan en ello.