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No todos son voluntarios ni todos significan lo mismo pero es verdad que hablamos poco de besos, los besos que damos y los que nos guardamos dicen más de nosotros de lo que pensamos.

Esto me ha quedado muy poético y no he hecho más que empezar ¡a ver cómo termina!

Mañana es el día internacional del beso, uno de esos días internacionales que la verdad, no tengo nada clara la utilidad que tienen pero también es verdad que me ha hecho reflexionar sobre ellos y tiene mucha tela que cortar.

De besos con sentido

Besos con sentido y sobre todo besos consentidos, no me gusta el concepto de beso robado porque implica que la persona a quien se lo robaste no tenía intención de dártelo y eso es violentarla.

Como tampoco me gustan los besos a los desconocidos en las presentaciones formales que no van a ningún sitio, no tienen sentido y a veces me abstengo de darlos aunque asumo que para algunos puede quedar muy borde.

En eso los hombres lo tienen más fácil, lanzan la mano y chimpún pero se supone que por alguna razón, las mujeres tenemos que dar besos a diestro y siniestro y no, no me apetece besar a alguien del que no sé ni su nombre.

Los que saben

El Día Internacional del Beso surge por uno de esos concursos raros que hacen en muchos sitios.

Este era un concurso para encontrar el beso más largo y lo consiguió una pareja tailandesa con uno de 58 horas que personalmente creo que ni era beso ni era nada.

Lo que sí es cierto es que quizás damos pocos besos a las personas a las que realmente queremos.

Incluso nos permitimos el lujo de no dar importancia a los que nos dan las personas que nos quieren y eso deberíamos cambiarlo cuanto antes porque los besos saben que son flor de un día y si no los cuidamos llegan a marchitarse hasta desaparecer.

Los valientes

Esos suelen ser los que se quedan en nuestra memoria aunque no los hayamos dado o recibido nosotros porque significan mucho más que el propio beso en sí.

Hace pocos días veía esta foto, la foto de uno de esos besos en twitter y lo confieso, me provocó una sonrisa, quizás porque la valentía que tienen los besos está infravalorada.

Esos besos que dicen mucho con los labios cerrados y que vemos lo que significan a veces en los ojos de los que miran a los que se atreven a besarse.

Besos contra prohibiciones, contra tabúes, contra etiquetas, contra intolerantes que no saben ver más allá del propio beso.

Los besos que alimentan

Como dice el refrán “uvas con queso saben a besos” porque los hay que alimentan.

Besos que quitan el hambre, que llenan, que mueven montañas y por los que movemos montañas para llegar hasta ellos.

Esos que sólo tienen un tiempo, la niñez de nuestros hijos, nuestra propia adolescencia, la persona adecuada en el momento justo.

Esos que matan el hambre de todo lo demás, esos son los besos que guardamos en la memoria como tesoros, como oro en paño.

De cine o de serie

Hablemos de besos de cine, de esos que tenemos todos grabados en nuestra retina, normalmente chico besa a chica y algo menos al revés, chica se lanza y besa a chico.

Pocos besos apasionados entre chicas o entre chicos vemos en el cine y eso que parece que ya somos modernos y tolerantes.

Quizás haya más diversidad en lo que a besos se refiere en las series y si habéis visto “Sense8” de Netflix seguro que compartís mi apreciación.

Y por supuesto están los primeros besos los propios y los vistos en la pantalla que no siempre tienen la misma veracidad que los propios.

Como una de las películas de producción propia que ha estrenado Netflix que ya lo lleva hasta en el título: “Mi primer beso”.

No, nosotros aún no nos hemos puesto a verla pero tiene pinta que es de esas películas que los adolescentes que tenemos en casa van a ver puede que hasta varias veces.

¿Vosotras os acordáis de vuestro primer beso?¿Por qué?

¿Les damos más importancia de la que realmente tienen? Por lo pronto a mi me ha dado para un post entero pero lo mismo es que estoy exagerando un poquito con el tema, yo ya no sé.

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