
Has protegido la piel en verano y aún así te has quemado, no es bueno pero son cosas que pasan.
La piel en verano sufre y si encima tiene que superar una quemadura solar el daño es aún mayor así que mejor vamos a tratarla con mucho mimo para que se recupere al cien por cien cuanto antes.
Va una de consejos y recomendaciones que estaría muy bien tener en mente aunque sí, es evidente que lo mejor siempre es la prevención y para la próxima habrá que ser más estrictos con la protección solar que nos aplicamos o el tiempo que estamos al sol, no pasa nada por no estar tan morenos, lo cierto es que ya ni siquiera está de moda ¿no te habías dado cuenta?
Vuelves de la playa o la piscina con la piel enrojecida en algunas zonas. Ha habido un exceso de exposición solar y la protección no ha estado a la altura.
¿Qué pasa cuando mi piel se ha quemado por el sol? ¿Por qué es peligroso para mi salud que me haya quemado? Me he quemado ¿qué puedo hacer ahora para cuidar la piel?
La piel en verano

Estamos hablando en general de la piel en verano, la nuestra o la de cualquier miembro de la familia aunque obviamente no debemos olvidar que la piel de los niños es aún más delicada que la de los adultos por lo que la protección se hace aún más imprescindible en su caso.
Las capas superiores de la piel son las que se han dañado cuando nos quemamos por una exposición excesiva a los rayos UV.
Las circunstancias propias de nuestra piel, su «memoria», pueden llevar ese daño a capas más internas por lo que siempre, siempre, siempre es mejor evitar este tipo de daño solar pero cuando ya ha ocurrido lo más recomendable es actuar cuanto antes para conseguir primero que la piel se calme y después que se regenere.

La piel en verano corre el riesgo de sufrir quemaduras por la exposición solar a la que nos sometemos sin la suficiente protección y quizás a unas horas que no son las más amables para nuestra salud.
La piel quemada se enrojece y pasa por un doloroso proceso de inflamación que puede durarnos unos días.
En general, la piel pierde elasticidad, se reseca, se descama y es imprescindible tratarla por dentro y por fuera. Es importante aplicar los productos adecuados además de beber mucha agua y por supuesto evitar en la medida de lo posible volver a exponer la piel al sol.
Como medida de choque podemos aplicar gasas o toallas empapadas en agua fría sobre la piel dolorida. Así calmamos la inflamación y reducimos el calor que produce.

Después debemos aplicar de forma muy suave pero generosa una crema o un gel hidrante que produzca distintos beneficios a la piel dañada:
- debe rehidratar la piel
- tiene que calmarla
- reducirá al mismo tiempo la inflamación de la zona afectada
La piel en verano que ha sufrido una quemadura solar requiere muchos más mimos, tendremos que cuidar de no friccionarla en exceso porque aumentaría la inflamación y tardaría más en recuperarse.
Hay que evitar rascarse aunque la zona quemada pique o incluso escueza, algo que es muy frecuente.
Y por supuesto en caso de tener ampollas es más que recomendable que acudamos a un servicio sanitario, que nos vea y nos aconseje un profesional de la salud para evitar males mayores para nuestra piel en verano y por tanto para nuestra salud que a fin de cuentas es de lo que estamos hablando aunque a veces parece que no nos queremos dar cuenta.