
Realmente más salud y menos kilos hablemos con propiedad porque se trata de que vamos a empezar la operación bikini en septiembre que ya sé que no es lo más habitual pero según todos los especialistas en nutrición sí es lo más sano.
Así que con esa premisa: la salud, empiezo la operación bikini de cara al verano que viene, con tiempo, tranquilidad, con la esperanza de que me dure la fuerza de voluntad y aplicándole al proceso mucha sensatez que en esto de la alimentación a veces se echa un poco en falta.
Dicen las estadísticas que de media los españoles ganamos entre dos y cuatro kilos durante las vacaciones.
Comemos más cantidad (esos platos de paella en el chiringuito de la playa…), comemos más alimentos calóricos (esos deliciosos helados prácticamente a cualquier hora…) y en la mayoría de los casos nos movemos menos (esas tumbonas de las que es tan difícil escapar..) así que somos muchos, muchísimos, los que iniciamos en Septiembre algo parecido a una dieta.
Aunque parece que las cifras no están de nuestra parte porque sólo el 5% de las dietas que arrancan en Septiembre tienen éxito y eso puede ser un problema desde muchos puntos de vista así que vamos a tomarlo con tranquilidad, nada de dieta, sólo algunas pautas para modificar la forma en la que comemos.
Operación bikini para perder unos cuantos kilos sí pero sin agobios y sobre todo sin poner en riesgo la salud que una ya tiene una edad y la cosa no está para tonterías, más salud y menos kilos por resumirlo rápidamente.
Operación bikini: fuera harinas

Vamos a empezar por eliminar de la dieta los carbohidratos de asimilación rápida o sea los refinados que tampoco es que aporten lo que se dice mucha salud a nuestra dieta según todo lo que he podido leer para preparar este paso, este cambio de alimentación y ya de paso este post.
No hablo de todos los carbohidratos, de hecho los integrales, los hemos incluido en nuestra dieta sin mayor problemas: arroz y pasta integrales ya no llaman la atención en casa, así que sólo eliminamos los refinados.
Los que vienen incluidos en las frutas y las verduras seguirán presentes en nuestros menús y los que nos aportan las legumbres también, al menos una vez por semana, por aquello de mantener una alimentación sana y equilibrada que se trata de más salud y menos kilos, no sólo menos kilos, ya me entendéis.
Y de los azúcares añadidos ya hemos hablado en el blog en varios posts pero también quedan fuera de nuestros menús que además en el caso por ejemplo de los cereales del desayuno van juntitos, de la mano, carbohidratos refinados cargaditos de azúcares.
Por lo que cuentan los carbohidratos refinados pierden su fibra y parte de sus valores nutricionales por lo que algunas personas señalan que dejar de comerlos habitualmente les ha ayudado a conseguir un vientre más plano.

Así que volveremos a preparar pizzas caseras como esta pero ahora con harina integral y con más aporte de verduras y seguro que nos salen tan ricas como esta que nos salió redonda, en lo que a sabor se refiere ¡claro!
Y alternaremos la pasta integral con la pasta vegetal. La lasaña con lonchas de calabacín en lugar de placas de pasta es uno de los platos que mejor han entrado en nuestros menús y los espaguetis y macarrones, como os comentaba antes, ya son integrales desde hace tiempo en nuestra casa así que la carrera por conseguir más salud y menos kilos nos suena un poco a todos por aquí.
Más salud y menos kilos
Al reducir el consumo de harinas refinadas resulta que el cuerpo absorbe mejor la fibra de los alimentos que comemos con lo cual tenemos una mejor digestión y podemos evitar o reducir el estreñimiento si es que lo padecemos.
Sin saberlo estamos también reduciendo nuestros triglicéridos y nuestro colesterol en sangre porque las harinas refinadas resulta que aumentan las grasas que llegan a nuestro torrente sanguíneo y ya puestos mejora la circulación, la presión alta tiende a bajar y el corazón lo agradece.

Las harinas refinadas son las culpables de esa sensación de «pesadez» que tenemos después de una comida copiosa y de sentir el vientre «hinchado» quizás porque este tipo de carbohidratos hacen que retengamos líquidos, no lo tengo muy claro.
Al dejar de consumirlas y controlar o reducir las cantidades que comemos, que se trata de bajar de peso, tenemos más energía, reactivamos nuestro metabolismo y disfrutamos de mejores digestiones.
Ya, me diréis que son todo ventajas y según lo que he encontrado escrito hasta ahora la verdad es que sí, son más las ventajas que los inconvenientes de dejar de consumir harinas refinadas y controlar las cantidades de alimentos integrales, de carbohidratos de asimilación lenta y de legumbres que también son portadoras de este tipo de carbohdratos, no nos olvidemos de ellas.
La excepción que confirma la regla

A todo esto hay que añadirle que hay un país y una población con unos índices de obesidad bastante bajos y una esperanza de vida de las más altas del mundo y que sin embargo comen prácticamente a diario carbohidratos: Japón.
Sí, con ellos se va al garete toda mi teoría, además después de comprobar sobre el terreno que tanto fideos o udon en el ramen como arroz en el sushi, comer sin carbohidratos en Japón es prácticamente misión imposible.
Y nada de fideos integrales o arroz integral, todo refinado no me digáis por qué pero es así. Tendré que echar un vistazo a ver si es que con las algas se compensa de alguna manera ese aporte de carbohidratos diarios, no sé, ya os contaré.
Eso sí, la actividad física de los japoneses en general es mucho más elevada que la mía, que la de los españoles en general así que el mes que viene habrá que tratar el tema del movimiento en esta operación bikini con vistas al verano que viene.