
Vamos por partes, si no se puede pues no pero si se puede ¡qué bueno es perderse unos días! y salir de la rutina en alguno de estos ocho destinos para perderse unos días, por ejemplo o algún otro que tengáis en la cabeza ¿os apuntáis?
Una maleta pequeña, calzado cómodo y ganas de dar buenos paseos por la naturaleza o por la ciudad. Compensar la actividad con interminables sobremesas y descansar en esos rincones que acogen a los mejores viajeros.
Por si andáis por el centro, como me pasa a mi, empiezo por destinos cercanos.
Esos destinos que por estar tan cerca de casa a veces no les damos la importancia que realmente merecen, somo así de injustos así que hoy lo vamos a enmendar:
- Recorrer la ciudad (cuando se pueda), venid a Madrid si no sois de aquí y perdeos por la Plaza Mayor, por su pasado y por su presente. No os lo vais a creer. Contratad alguna de las visitas guiadas que hay en la misma plaza, en su oficina de turismo por ejemplo y sorprendeos con las historias que guarda entre sus soportales.
- Madrid como comunidad, tiene pueblos cargados de historia que además parece que se hubieran escapado de alguna serie de época o de fantasía, ya me entendéis. El castillo de Manzanares del Real es una prueba de ello, una prueba innegable.
- Y encima aún nos quedan parajes naturales por los que pasear y a los que cuidar, por eso es necesario conocerlos para poder protegerlos. Si os acercáis a Rascafría en otoño os enamorará ¡avisados quedáis!
- Para conocer mejor la fauna de esta zona, una excursión a las instalaciones de GREFA puede ser de lo más instructiva, divertida y sorprendente, sobre todo para los más pequeños. Eso sí, no os olvidéis de reservar con tiempo porque merece la pena.

Dejamos Madrid y abrimos el círculo porque la meseta en otoño tiene un encanto especial que hay que saber disfrutar.
- Cerca de la capital está Toledo, una de esas ciudades que sufre los rigores del calor o el frío cuando llega la época pero que en otoño es confortable y acogedora.
- Como le pasa a Soria, la provincia que en otoño se pone más guapa de todas. Se llena de duendes y de setas, se cambia de color como quien se maquilla y se cubre de misterios y leyendas. Es magia.

- Y dejar el centro para irnos al Mediterráneo siempre es un acierto, poco importa la época del año, aunque el otoño es especial.
- En Valencia las posibilidades son prácticamente infinitas y más si viajáis en familia, merece todo la pena.
- Alicante es para muchos sólo sinónimo de playa pero tiene más rincones además de sus magníficas playas por los que perderse o encontrarse, un paseo lleno de esa luz tan de la zona que recarga las pilas justo antes de que llegue el frío invierno.
Estos son sólo algunos de los destinos ideales para perderse unos días pero si tenéis alguno más en mente no dudéis en compartirlo y sobre todo en disfrutarlo en cuanto podáis ¡este es siempre el mejor momento para hacer lo que más felices nos haga!