
Una serie que habla de una pandemia mundial para verla en medio de otra pandemia mundial, no parece la mejor recomendación y sin embargo lo es. Es un pecado no ver It’s a sin en HBO y os voy a contar porqué estoy convencida de ello y sí, es dura y muy realista y quizás por eso es tan bueno verla en familia si tenéis hijos adolescentes en casa y estáis pensando en qué podéis ver juntos que les enganche a ellos y os parezca oportuno a vosotros, esta es la serie.
Se estrenó en UK el 22 de enero y el 1 de febrero, según la Terrence Higgings Trust (conocida asociación británica antisida) llegaron al récord de pruebas realizadas para detectar el VIH en el país, ellos mismos han reconocido la influencia de la serie y lo que cuenta entre el público británico y consideran que es la razón principal para que sólo en un día llegaran a realizar 8.200 tests de detección.
Ya sólo por eso merece la pena ver It’s a sin en HBO porque parece que nos hemos olvidado de lo que es y de lo que fue el SIDA cuando irrumpió en nuestras vidas a principios de la década de los ochenta del siglo XX.
Obviamente ahora los medios son completamente distintos tanto para diagnosticarlo como para tratarlo que los que había hace 40 años y la sociedad también es muy distinta pero el SIDA sigue siendo una amenaza para las nuevas generaciones que inician ahora su vida sexual en muchos casos con una información muy escasa sobre cualquier tipo de enfermedad de transmisión sexual y también con muy poca información sobre lo que es y lo que implica el SIDA para su salud en el medio y largo plazo.
Russell T. Davis es el creador de esta historia, de esta miniserie de cinco capítulos. Él es también el creador de otra magnífica serie estrenada el año pasado y muy recomendable como es Years and Years.
Russell T. Davis es el director de la serie y además el guionista de las historias que se cuentan en cada uno de los capítulos, las historias que viven un grupo de amigos en Londres a principios de los años 80 durante toda esa década, cuando el SIDA aparece para cambiar sus vidas y para acabar con la de más de treinta y cinco millones de personas en todo el mundo (según datos de la Organización Mundial de la Salud).
Russell T. Davis ha reconocido que la historia tiene poco o nada de ficción ya que está inspirada en su propio grupo de amigos, de hecho, uno de los personajes está basado en una persona real que también formó parte del reparto de la serie.
El personaje de Jill Baxter que interpreta magníficamente Lydia West está basado en Jill Nalder, activista y amiga personal del creador de la serie. La propia Jill Nalder interpreta a la madre de Jill Baxter en varios capítulos lo que para ella fue algo emocionante aunque ya estaba involucrada y había compartido todas esas historias con el director que ahora las iba a hacer públicas en It’s a sin.
Son cinco capítulos en los que no dejan de pasarles cosas a los personajes, las historias se entremezclan con maestría, el dolor se expande y el miedo se toca y sobre todo, se recuerda aunque nos pille algo lejos a algunos porque hemos vivido más o menos la época que cuenta la serie y no sabíamos demasiado de cómo ocurrió todo, cómo lo vivieron los primeros enfermos e incluso, cómo los dejaron morir.

Sin ser truculenta es una serie que no evita nada, no disimula nada y no da por hecho nada.
Lo mismo que pasaba en Years and Years pero desde otro punto de vista, la realidad del pasado o la más que probable realidad de un futuro cercano con toda su crudeza en nuestras pantallas. Puede que nos hiera o quizás nos ofenda pero si es así es porque nos lo merecemos, sin paños calientes, por eso es un pecado no ver esta serie. Bueno es un error no ver las dos series, en mi modesta opinión.
El propio director, Russell T. Davis, ha reconocido a distintos medios que se ha visto sorprendido con la espectacular recepción que ha tenido la serie en su país, Reino Unido sobre todo por todas aquellas personas que murieron de SIDA y su muerte se guardó como un oscuro y sucio secreto por vergüenza, miedo o simplemente ignorancia.
La serie pasará, llegará otra que nos haga olvidar las historias que cuenta It’s a sin pero quizás no olvidemos de nuevo lo que significó para miles de personas el hecho de ser las primeras víctimas de una pandemia mundial. Lo que supuso el estigma de la infección y lo que se ignoró el dolor de las víctimas y sus familias.
Quizás aprendamos con ejemplos como este, con historias como It’s a sin, que amar nunca puede ser castigado y que nadie se merece nada como el SIDA por mucho que algunos se empeñaran en que así era.


Por cierto, os dejo también la tremenda banda sonora de esta serie que seguro que para muchas de vosotras está cargada de enormes recuerdos. Sí, también merece mucho la pena escucharla y dejarse llevar, seguro que os saca más de una sonrisa.