
Y es que en plenas vacaciones escolares es cuando apetece volver a la escuela incluso a la que no se conoció nunca pero de la que nos hablaron nuestros padres o nuestras abuelas. Un libro como «Historia de una maestra» de Josefina Aldecoa es de esos que se leen en un suspiro, con los que se conoce la vida de la protagonista y al mismo tiempo la de un país, un libro en el que se comparten recuerdos o anécdotas que hemos oído en otras bocas y en el que se sienten anhelos de cambio, de mejora, de solidaridad y de justicia social algo que aún se echa mucho en falta en este país.
No es un libro nuevo precisamente pero ya os he contado que los libros llegan a mi ereader sin avisar y este ha sido uno de esos que encontré en mi bandeja de entrada y no pude dejar de comprar para leerlo cuanto antes. Bueno, esa es mi intención con mi lista de «libros pendientes», leérmelos cuanto antes pero no, no siempre lo consigo. Este sí, este ha sido una preciosa excepción.
«Lo que no se comparte no deja huella ni nostalgia». Historia de una maestra, de Josefina Aldecoa
Josefina Aldecoa fue sin duda una de las escritoras más destacadas de la generación de los años 50′. No sé ahora, lo mismo me llevo una grata sorpresa pero cuando era yo la que estudiaba literatura en el instituto la verdad es que no recuerdo que nos hablaran de ella más allá de la mínima mención. Y es una pena.
«Historia de una maestra» publicada por primera vez en 1990 es la primera parte de una trilogía formada además por «Mujeres de negro» publicada en 1994 y «La fuerza del destino» que vio la luz en 1997.
La historia de Gabriela, el personaje de la novela, es ficción pero todo lo que le ocurre es real, es auténtico basado en testimonios históricos que muestran las tremendas condiciones de trabajo de los profesores rurales, el papel tan fundamental que tuvieron en la educación de un país y la poca importancia que le hemos dado históricamente tanto a su trabajo como a la educación, a la cultura en general y sobre todo de las clases sociales más desfavorecidas.
Josefina Aldecoa escribió esta historia como un regalo para su madre y como un sentido y honesto homenaje a los maestros y maestras de la época de la República que donde había todo tipo de carencias para desarrollar su trabajo ellos aplicaban su vocación para compensarlo.
Maestros y maestras que enseñaban en pueblos perdidos a niños a los que nadie se había preocupado de enseñar ni siquiera a leer o escribir.
«Siempre me ha sorprendido la dificultad que el ser humano tiene para soportar las molestias cotidianas y la valentía con que afronta las situaciones excepcionales.» Historia de una maestra, de Josefina Aldecoa
Gabriela, la protagonista, vive su historia personal sobre el telón de fondo de un periodo decisivo de la historia de España, el que va desde los años veinte hasta el comienzo de la guerra civil. Un periodo cuajado de esperanzas y desilusiones, más de las que la protagonista hubiera podido imaginar nunca. Más que las que el propio país habría podido imaginar nunca.
La prosa de Josefina Aldecoa es muy cómoda, no se enreda en sitios que no llevan a nada pero sabe darle importancia a los detalles que definen momentos. Es sentida y se implica con lo que cuenta. Es imposible no ver la escuela, el pueblo o la mina a través de los ojos de Grabiela que es lo que desde el principio se propone la autora.
«Historia de una maestra» es entre otras cosas un viaje en el tiempo que nos habla de otra España y al mismo tiempo, es un viaje en el espacio porque sólo a unos cientos de kilómetros a miles de niños viviendo en unas condiciones muy parecidas y sin ninguna expectativa de que la educación entre en sus vidas.
«Tienen que comprender, decía Ezequiel, que la moral es otra cosa; está por encima de las religiones. La moral es el resultado de aceptar la verdad y la justicia en todas partes del mundo. Porque la verdad y la justicia no tienen fronteras.» Historia de una maestra, de Josefina Aldecoa.
Hay una mención en la historia que merece un punto y aparte y es la aparición de una de las numerosas Misiones Pedagógicas que se pusieron en marcha en nuestro país durante la república para llevar el arte y la cultura a los rincones más olvidados de España.
En esas misiones se implicaron maestros y maestras, funcionarios y artistas como Miguel Hernández o Federico García Lorca con la única intención de acercar el arte, la pintura, el teatro, la poesía, el cine a los pueblos donde no sabían qué era aquello y con la única recompensa de los ojos llenos de sorpresa de grandes y mayores, como cuenta en el libro.
En 1959 Josefina Aldecoa fundó en Madrid el Colegio Estilo, un centro educativo en el que se apostaba por recuperar los principios de la Institución Libre de Enseñanza, donde se implantó desde el primer día una educación laica y creativa y donde los alumnos apenas tocan un libro de texto y son los responsables, por ejemplo, de ilustrar sus propios cuadernos.
El colegio es uno de los más reputados de Madrid y ha seguido funcionando hasta hace sólo unos años bajo la dirección de Susana Aldecoa, la hija de Josefina.
«Ser madre es una gloria y una condena al mismo tiempo.» «Historia de una maestra», de Josefina Aldecoa
La docencia y la importancia de la educación sigue tan viva como en estas «Historia de una maestra» de Josefina Aldecoa y merece mucho la pena acercarnos a esta historia de Gabriela para no olvidar nunca de donde venimos en lo que a educación se refiere.