
Viajar a Roma en familia es un planazo, un acierto y un disfrute. Porque muchas, muchas, muchas cosas se nos quedaron sin visitar en nuestro primer recorrido ¿os acordáis? así que hoy volvemos a pasear por la ciudad eterna pero asumamos que aún así serán muchas, muchas, muchas las visitas que se quedarán pendientes porque Roma guarda secretos que va mostrando a pequeñas dosis para no abrumarnos demasiado.
Siempre es bueno dejar cosas pendientes para volver, quizás no sepamos cuando pero al menos tendremos motivos de sobra para volver a viajar a Roma en familia.
Con Roma esto es fácil tiene tanto para ver y disfrutar que dos visitas se nos van a quedar muy cortas, así que id tomando nota para la tercera o la cuarta ¡ya iremos viendo! . De momento ¡arrancamos!
En este caso viajamos a Roma en familia y eso siempre nos condiciona un poco los tiempos y los recorridos.
En el primer post sobre viajar a Roma en familia dejábamos clara la intendencia, el alojamiento e incluso mencionamos lo que podríamos comer en Roma, en las trattorías y los ristorantes de la ciudad. Hoy nos vamos a la Roma más monumental, la más espectacular.
Viajar a Roma en familia
Y con este grito a modo de saludo ¿dónde estamos? Nos vamos a centrar en dos posibilidades: el Coliseo y el Foro Romano. Dos espacios de esa Roma imperial que tanto hemos adivinado en tantas y tantas películas.
El Foro Romano

Los romanos de la época se referían a él sólo como Forum, algo lógico por otra parte, estaba en Roma así que obviamente era romano, no hacía falta insistir en ello ¿no?
Era el foro de la ciudad, la zona centro, la gran plaza de las ciudades posteriores, el entorno donde se organizaba la vida política y social de Roma, donde estaban las instituciones de gobierno, el mercado.
En el foro se hacían los negocios entre los patricios de Roma, donde se comerciaba, donde se encontraban las instituciones religiosas, donde se hacía justicia, donde se centraba la prostitución.
Sí, lo mejor de cada casa como podéis ver.
Es increíble recorrer sus vestigios y jugar a imaginar como era esa especie de “cerebro” de la ciudad, de una ciudad como Roma en la época en la que era la capital del gran imperio. Sencillamente impresionante.
El Coliseo
Aunque personalmente creo que más impresionante es sin duda el Coliseo romano quizás por cómo se ha conseguido conservar a pesar de todos los pesares que ha sufrido este majestuoso edificio.
Se trata de un anfiteatro de la época del Imperio romano, construido en el siglo I d.C. y que en la actualidad está en el centro de la ciudad.

Hace relativamente poco tiempo fue declarado una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno (en el año 2007) no sé en qué estarían pensando antes para no haberla incluido hasta ese momento.
Lo que sí tenía era el título de Patrimonio de la Humanidad concedido
por la UNESCO en 1980.
Estamos hablando de una construcción que se usó durante casi 500 años y en la que podía haber en torno a los 50.000 espectadores, son cifras tan impresionantes como el propio Coliseo que se ha convertido desde hace años en uno de los grandes atractivos turísticos de Roma aunque creo que hasta que no recorres sus pasillos y ves en los gráficos su distribución por dentro, no te hacer a la idea de lo colosal que fue el Coliseo para la civilización romana.
De obligada visita con los niños, da igual la edad que tengan, el Coliseo tiene magia para todas las edades y por supuesto, no dudéis en cogeros un audioguía para que os cuente las historias secretas y las más conocidas de este tremendo monumento.
Santa Roma
Sí, no podamos dejar de visitar la parte más católica de la ciudad, sería un insulto y diría muy poco de nosotros como padres si viajamos a Roma en familia y nos olvidamos de mostrar a los más pequeños los tesoros católicos de Roma.
El Vaticano

Se trata, como era de esperar, de la basílica cristiana con más espacio interior del mundo. Estamos hablando del lugar más importante de culto católico de todo el mundo pero eso ya os lo imaginabais ¿no?
Según nos vamos acercando a la basílica pasamos por la maravilla arquitectónica que es la Plaza de San Pedro y su columnata, ambas diseñadas por Bernini. Una vez dentro de la basílica llama la atención, al menos a mí me llamó la atención la verdad, la maravilla del altar papal.
Sí también de Bernini.
Está sostenido por unas elegantes columnas salomónicas y realizado en bronce, tiene una altura de 30 metros que hacen que se vea imponente en el interior de la nave central.
También es verdad que si tuviera que quedarme sólo con algo de lo mucho y bello que se encuentra en el interior de la basílica, sin duda me quedaba con la tremenda expresividad de la Piedad realizada por Miguel Ángel en el siglo XV.
Es completamente increíble pensar que alguien pueda sacar tanto sentimiento y tanta belleza de un bloque de mármol.
Como también me resulta increíble que haya nadie que pueda pensar en dañar a una obra de arte como esta. Por eso, por el atentado que sufrió por parte de un visitante, la escultura está en un rincón de la nave central y protegida por un cristal blindado.
La belleza del dolor en el rostro de la virgen traspasa el cristal y el corazón de cualquiera que cruce la mirada con esta maravilla. Se nota que me gustó muchísimo ¿verdad?
En otra iglesia mucho más escondida está otra de las grandes obras de Miguel Ángel, el Moisés y sí, merece la pena sentarse en la soledad de esa pequeña iglesia para sentirse impresionada por el coloso que encierra en su gesto una mezcla entre enojo y dolor. Un momento memorable, sin duda.

Pero volvemos al Vaticano porque no podemos irnos sin recorrer la Capilla Sixtina donde un amable policía, perdón “carabinieri” os recodará un número incontable de veces que no se pueden hacer fotos con flash y que tampoco puedes estar mucho tiempo contemplando la sala y los frescos del techo porque es muy pequeña y hay muchos, muchos, muchos visitantes que quieren entrar a verla.
Pura lógica, porque es verdad, la primera impresión que te llevas después de haberla visto en televisión es un poco “¡pero cómo es tan pequeña!” y a pesar de ello el fresco de la bóveda y el testero pintados por Miguel Ángel, no dejan de ser impresionantes.
Los tesoros del Vaticano merecen un recorrido, un descubrimiento y un reconocimiento, más allá de lo que diga la religión o nuestras ideas.
Estamos recorriendo la historia a través del arte y lo que es más importante, estamos enseñándoselo a nuestros hijos también con nuestra propia actitud.
Para eso Roma ya veis que es muy generosa, se puede aprender prácticamente en cada rincón de la ciudad. Espero que disfrutéis muchísimo la visita.
[…] forma de viajar cuando se hace en familia, con niños, es alquilar un apartamento y si somos más, una casa completa. Un cuartel general en el que organizarnos y en el que estar […]
¡Completamente de acuerdo!
Además, a todo eso Roma le suma la realidad de ser una ciudad que está viva, que tiene rutina y que los romanos también la viven, la sufren y la disfrutan y no sólo el turista.
Es una preciosidad, no visto tant arte e historia junat en ninguna otra ciudad que he visitado