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Como si no hubiera pasado el tiempo por sus salas, el Museo del Traje se vistió de gala y abrió de nuevo sus puertas para poder ser disfrutado de nuevo por los asiduos amantes de la moda y el vestido o por los que no han ido antes a visitarlo y acaban de descubrirlo o por las que han querido ir a recorrerlo durante mucho tiempo pero no habían encontrado el momento, como es mi caso. Ya, no tengo excusa pero es la verdad.

La cuestión es que el Museo del Traje ha abierto de nuevo sus puertas a finales de octubre después de terminar las obras de reforma del espectacular edificio en el que se ubica que ha cumplido ya los 50 años y necesitaba algunos pequeños arreglillos por aquí y por allá. Nada serio, cosas de la edad.

Lo bueno es que con esos trabajos también se ha conseguido que el museo disponga de nuevos espacios adaptados a la conservación preventiva de piezas y a la mejora de los espacios públicos y como decían desde la dirección del centro el día de la reapertura, ya que estaban pues se liaron la manta a la cabeza y decidieron cambiar por completo toda la exposición permanente, con lo que eso supone de organización, rehabilitación y coordinación de departamentos.

Lo llamamos Museo del Traje por acortar un poco pero su nombre completo es Museo del Traje – Centro de Investigación del Patrimonio Etnológico y la verdad es que después de recorrer su exposición permanente entiendes mucho mejor que esos apellidos le sientan de maravilla y si no lo crees echa un vistazo a lo que entendemos en la actualidad por «rebozo» cuando hablamos de indumentaria y adivina de donde viene después de encontrar el ejemplo más claro en una de las salas del museo. Y este es sólo un ejemplo, pero hay muchos más.

Porque es eso, el traje, la ropa, la vestimenta, nos hace viajar en el tiempo, nos muestra cómo éramos y no sólo cómo nos vestíamos.

Recorriendo las distintas salas vamos a descubrir las diferentes clases sociales también en la ropa y vamos a reconocer que el siglo XX parece que igualaba a todos a la hora de vestirnos pero no, lo de la igualdad no es tan igual para algunos a lo largo de los tiempos.

La libertad, el color, la sobriedad, la oscuridad, las telas… todo hace un recorrido a lo largo de la historia y los trajes, sus colores y sus cortes son como lienzos sobre la piel de los habitantes de cada una de las distintas épocas.

Somos como somos y vestimos como lo hacemos porque antes vestíamos y éramos de otra manera.

La exposición permanente que ha organizado la dirección del museo para esta reapertura reúne a más de 1.000 piezas que dicho así suena muy rotundo y extenso pero sin embargo supone sólo el 1% de la colección que alberga el museo. Sólo un 1% ¿os imagináis las joyas que deben estar guardadas en esos almacenes?¿no os apuntaríais a una visita guiada por allí?¡yo de cabeza, sin duda!

Si os soy muy sincera, la exposición es muy completa, muy interesante, en algunos momentos tiene su pellizco de nostalgia y en otros consigue emocionarte pero me faltaba gente, me faltaron prendas, me faltó historia.

Que lo mismo es porque el tema me gusta y siempre me quedo con ganas de más, pues puede ser y me encantó encontrarme con prendas maravillosas de Balenciaga, Pertegaz, Sybilla, Manuel Piña y Francis Montesinos entre otros, pero me faltaron las arrugas de Adolfo Domínguez, la accesibilidad de Roberto Verino, la fuerza de Victorio y Lucchino, la locura colorista de Ágatha Ruíz de la Prada, la sobria elegancia de Amaya Arzuaga, la frescura de Ángel Schlesser,… me faltaron prendas de esas que nos hicieron cambiar nuestra forma de vestir casi sin que nosotras nos diéramos cuenta pero que al mismo tiempo escandalizaban a nuestras madres y no digamos a nuestras abuelas.

Si podéis escaparos ni lo dudéis, es un planazo para llevar a toda la familia, incluidos nuestros adolescentes que se ven tan trasgresores con sus vaqueros rotos a pedazos. Que no se pierdan la vitrina donde están las prendas más icónicas de David Delfín y explicádselas un poco, dadles contexto, que vean que todos hemos sido modernos hace tiempo y todos nos sentimos los más modernos más o menos a esa misma edad que tienen ellos ahora.

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