
Terminamos el año pasado y empezamos este con grandes pérdidas en el mundo de la moda, de esos nombres que han hecho historia de la mano de sus diseños y su imaginación. Y casi al mismo tiempo abríamos este año con las cifras que muestran el futuro de la moda como industria. Despedidas y futuro en el mundo de la moda, el ciclo de la vida en un gremio tan peculiar como es este.
Porque la moda no es sólo superficialidad, glamour y consumo casi compulsivo. La moda es identidad, es expresión artística, reivindicación e industria. Todo eso envuelto en telas brillantes y diseños sorprendentes. Todo eso y mucho más.
Cerrábamos el año 2021 con la despedida a uno de los grandes. A los 73 años fallecía Thierry Mügler un diseñador vanguardista que supo sacar la belleza y la exclusividad de los materiales más comunes y corrientes.
Mügler ha destacado en el mundo de la moda llenando las pasarelas de diseños potentes, de mujeres poderosas que se reivindicaban con sus prendas.
El primer diseñador que consigue que los asistentes a sus desfiles paguen una entrada porque sus puestas en escena, desde mediados de los ochenta, eran una fiesta, un espectáculo en el que la sorpresa y la diversión estaban aseguradas.
Mügler, junto a Montana y Gaultier serían durante años algo así como la «santísima trinidad» de la voluptuosidad, la elegancia, el descaro y la ambigüedad. Un mundo lleno de color y sensualidad que era una celebración del simple hecho de estar vivos.
A los 91 años y ya con el nuevo año empezado, nos dejaba uno de los diseñadores clásicos y renovadores, referente sobre todo en la moda masculina de los últimos años, el italiano Nino Cerruti, el maestro del traje masculino y sobre todo de su modernización.
Cerruti se tuvo que poner al frente de la fábrica que su abuelo fundaba en 1881 abandonando sus estudios de filosocía y trabajando a partir de entonces en la creación de un traje masculino elástico, plegable, mucho más cómodo pero al mismo tiempo que siguiera siendo elegante e impecable.
El Signor Nino como se le conocía en la industria de la moda italiana fue el mentor de un jovencísimo Giorgio Armani que empezaba a aprender costura de su mano y en su taller.
Por su forma de entender la moda y llevarla a los figurines, a Nino Cerruti se le consideraba «el más francés de los diseñadores italianos» una unión muy complicada que en él fluía hasta el punto que más que ser un cumplido era una definición muy acertada.
Y hace sólo unas semanas que nos dejaba el diseñador español Antonio Miró. Uno de los diseñadores españoles de mayor proyección internacional desde los años ochenta, que creaba prendas tanto para hombre como para mujer.
Antonio Miró ganó los premios más importantes otorgados en el mundo de la moda de nuestro país y su ropa desfiló durante años por las pasarelas más importantes del mundo con una normalidad propia de su talante y su talento.
Tres despedidas, tres enormes nombres del mundo de la moda que se van dejándonos sus creaciones. Sus trabajos, sus reinvenciones, sus interpretaciones de la belleza, de la elegancia, de la sobriedad.
Tres puntos sobre los que se apoya una industria que en nuestro país se sitúa por encima del 2’6% del PIB. Antes de que el COVID nos pusiera a todos en pausa el peso de la industria de la moda en el Producto Interior Bruto de España estaba por encima del 2’8% y en el mercado laboral representaba el 4% del total.
Lo bueno es que a día de hoy, la moda española sigue manteniéndose a flote, sigue en esas cifras e incluso tiene previsto incrementar su importante proyección exterior con lo que eso suponga para la economía española a nivel global.
Aprender de los grandes sin perder de vista que estamos hablando de una industria que se reinventa, se reconstruye y de la que cada año viven más familias sin olvidar que además de todo esto, está obligada a ser más sostenible, a ser menos efímera, a dejar de contaminar y a no basarse en un consumo compulsivo sino en una compra sensata y coherente.
Todo esto lo recordamos precisamente esta semana que se cumplen 84 años de la invención de las primeras medias de nailon que se comercializaban por primera vez en los años 40 y que supusieron una revolución en la vestimenta de muchas mujeres, una revolución en el mundo de la moda y un enorme éxito comercial.