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Volvemos a encontrarnos en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia y nos vuelve a parecer a muchas que es increíble que haya que reivindicar que cada día haya más mujeres y niñas científicas que haya que pelear por más mujeres y niñas científicas en el mundo. Parece mentira que siga existiendo la brecha de género en este tema como en tantos otros, parece de ciencia ficción que de una forma u otra, las niñas lleguen a pensar que ellas no valen para los estudios de ciencias.

En este blog hemos tratado muchas veces el tema de la igualdad de género porque es algo tan obvio que parece mentira que aún haya que explicarlo y matizarlo para que nadie se confunda ni se ofenda.

Hemos hablado con expertas como Elena Gorostiza de la empresa CODE.ORG que nos contaba que es verdad que «a pesar de que muchas niñas son grandes matemáticas en los cursos tempranos llega un momento que abandonan y las carreras tecnológicas no son elegidas por niñas» incluso aunque les gustaría o les apeteciera.

En nuestro país, nos contaba Elena que sólo el 12% de las estudiantes de carreras superiores relacionadas con tecnologías de la información y la comunicación son mujeres.

Por eso sigue siendo necesario centrar el foco al menos un día en la necesidad de que las niñas se sientan libres de verdad para enfocar sus carreras profesionales a lo que realmente sientan, a lo que deseen, a lo que sea su vocación y si quieren que sea la ciencia o la investigación ¡que lo sea!

Es difícil conseguir que haya más mujeres y niñas científicas en el mundo si muchas alumnas de los centros educativos de muchos lugares del mundo no sienten que tienen los mismos derechos que sus compañeros varones.

Hay gobiernos que no entienden la necesidad de educar a las niñas igual que permiten y promueven que se eduquen los niños. No entienden lo que supone dejar a la mitad de la población sin educación, sin futuro.

Y mientras tanto, en otros lugares en los que las niñas sí tienen acceso a la educación lo que no tienen son referentes. Mujeres que las inspiren y que las muestren el camino, mujeres en las que se puedan sentir reflejadas, en las que se vean y vean que ellas también pueden dedicarse a la ciencia, a la tecnología, a las matemáticas, a esos estudios que aparentemente sólo quieren dedicarse los chicos.

En días como hoy, miles de estudiantes de todo el mundo van a conocer por primera vez a Mary Anderson, la inventora de los limpiaparabrisas del coche y se van a dar cuenta de que la ingeniería es un campo de trabajo y desarrollo perfecto para los hombres y también para las mujeres.

Van a oír el nombre de Grace Hopper, la inventora del primer compilador que podía traducir instrucciones a códigos de computadora y van a saber que la programación digital es un campo de estudio y desarrollo perfecto para chicos y también para chicas.

Los días como este sirven para que miles de estudiantes conozcan la historia y el trabajo de Shirley Ann Jackson que investigando llegó a desarrollar la utilísima llamada en espera y el identificador de llamadas, dos servicios que usamos muy frecuentemente pero que nadie había inventado hasta que ella lo hizo.

Y conocerán también a la científica Olga D. González-Sanabria que desarrolló allá por los años 80′ las baterías de larga duración que se utilizan en la Estación Espacial Internacional porque es evidente que en el espacio siempre ha habido sitio para las mujeres.

Pero no hace falta irse tan lejos, a veces las investigaciones de algunas ingenieras sirvieron para solucionar una necesidad personal que después se ha trasladado a las casas de millones de personas en todo el planeta. Josephine Cochrane fue la inventora del primer lavavajillas del mundo y no podemos dejar de agradecérselo.

En días como hoy y todos los días del año, nos acordamos de algunas iniciativas interesantes que ponen sobre la mesa de forma lúdica y entretenida pero al mismo tiempo muy didáctica, la vida de algunas de las grandes científicas que han vivido y trabajado a lo largo de la historia.

Sobre la científica que ha conseguido ganar dos Pemios Nobel hablábamos hace tiempo con el autor de los cómics sobre científicos que más nos gustan porque están acercando su vida y su obra a los estudiantes que quizás un día lleguen a ser como ellas.

Jordi Bayarri nos comentaba que en su opinión «la labor científica de Marie Curie es tan importante y además la historia de su vida es tan interesante que desde luego merece contarse. Las niñas quieren y deben ser lo que ellas quieran, y qué mejor que la historia de una mujer científica como Marie Curie para inspirarles a seguir sus sueños y a luchar por sus objetivos, por muy difíciles de alcanzar que estos sean.»

Por más mujeres y niñas científicas en el mundo, porque puedan estudiar y despertar su curiosidad en el área que más les apetezca, porque no nos perdamos el talento de la mitad de la población mundial, porque la libertad se mide a partir de las oportunidades que tenemos todos a lo largo de nuestras vidas. Por ellas, por nosotras, por todos.

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