
La importancia de la memoria es innegable pero si hablamos de la memoria colectiva aún es más innegable su vital importancia para evitar caer en los mismos horribles errores una y otra vez. De eso habla Antonia, de Nieves Concostrina, de recuerdos y de memoria, de lo importante que es conocer la propia historia para saber de donde venimos y al mismo tiempo, hacia donde vamos si seguimos así.
Antonia, de Nieves Concostrina es su primera y de momento única novela aunque la autora ha reconocido en alguna entrevista que ya está enfrascada en la segunda de la que de momento no ha dicho nada más. En esta primera novela, Nieves Concostrina se basa en las grabaciones del personaje principal, una historia construida a partir de los recuerdos de una mujer sobre los que la autora fue documentándose para contrastarlos, para contextualizarlos y para hacerlos creíbles a los ojos de los lectores que no conocen a la protagonista y que sin embargo van a encontrar a familiares o conocidas en los retazos de memoria de esta mujer.
«Estamos donde estamos gracias a gente como Antonia» ha comentado Nieves Concostrina en alguna ocasión porque es evidente que la historia de este país es la que es gracias a mujeres fuertes, valientes, que han sabido buscarse la vida y al mismo tiempo han hecho piña, se han apoyado, se han consolado cuando han venido mal dadas.
No es una historia de la Guerra Civil, no es una historia política. Antonia es una mujer real como miles de mujeres que vivieron la posguerra en Madrid entre hambre, frío, incultura y necesidad. Una mujer ingeniosa y valiente, como tantas otras, que escapó de la miseria como pudo sin pisar ni vender a nadie para conseguirlo.
Quizás por eso es tan auténtica y tan actual porque ahora sigue habiendo muchas «Antonias» de las que los medios no hablan pero que están cada día en «las colas del hambre», buscando trabajo en una ETT, levantándose dos horas antes cada mañana porque quizás el tren vuelva a ser impuntual, haciendo cola en la ventanilla del ambulatorio para pedir una cita porque por teléfono es imposible.
«El analfabetismo fue la base de gran parte de las desgracias de entonces. La educación es lo que te hace libre, creo opinión, te hace decidir, pensar, tener recursos para luchar» es una de las reflexiones de la autora en alguna de las presentaciones que ha hecho de su libro que ya va por la novena edición.
Ahora sabemos leer pero no leemos así que tenemos aún más delito porque «nos la vuelven a colar» como dice Nieves Concostrina, «…tienes que conocer tu pasado para detectar a los malos y cuando vuelven otra vez. Como la gente no los detecta, volveremos a tenerlos aquí. De hecho, ya los tenemos aquí.»
Por eso es tan recomendable leer Antonia, de Nieves Concostrina para ver que los malos siempre visten los mismos trajes, beben de los mismos vasos y besan las mismas manos de siempre. No han cambiado nada.
Este es un libro sencillo, fácil de leer, con historia en las que es sencillo reconocerse, que habla de una época que no debemos olvidar y es inevitable que una vez que recorres la vida de esta mujer, de esta Antonia de Nieves Concostrina, gires la cabeza recordando Los besos en el pan, de Almudena Grandes, otra de esas grandes novelas de un momento en el que la vida se complicaba demasiado rápido.