
Pues no es tan ciencia ficción como pueda parecer y la verdad es que lo mismo es hasta una buena idea que deberíamos estudiar con más sensatez y menos pasión de lo que lo hacemos habitualmente. En los Países Bajos han abierto el melón y han empezado a pensar y a debatir sobre crear una ley que prohíba a los menores comer comida basura.
A ver, no tanto comerla en casa sino acceder a ella, comprarla como hacen ahora. Entrar en un establecimiento de comida rápida y comer hamburguesas con patatas fritas como forma de ocio semanal, como el entorno en el que quedar con los amigos mientras se meten entre pecho y espalda productos ultraprocesados con mayor frecuencia de la que su cuerpo puede asimilar.
Ni comida basura o comida rápida o comida chatarra como la llaman el algunos países, nada de eso si eres menor de edad, prohibido por ley. ¿Sería algo con lo que estarías de acuerdo o no lo ves del todo necesario?
¿Falta de libertad o medida de prevención necesaria?
Si no has cumplido los dieciocho años no puedes comprar alcohol o tabaco en los Países Bajos (ni en otros muchos países occidentales como por ejemplo España) y ahora, sus autoridades están pensando que por debajo de esa edad tampoco se pueda comprar comida rápida, comida basura o comida chatarra que también se le conoce por este sobrenombre.
Se trata de una propuesta que ha planteado un grupo de expertos mediante la que se insta a prohibir su publicidad e incluso su venta a menores basándose en los perjuicios que tienen estos productos para la salud.



Si tenemos en cuenta lo que los distintos gobiernos se gastan en promocionar una alimentación más sana y lo que tienen que invertir en sanidad para ayudar a las personas que han enfermado por culpa de la comida basura, rápida o chatarra, a lo mejor los números lo dejan mucho más claro que las percepciones personales de cada uno.
Uno de los autores del informe que ha publicado uno de los cuatro partidos que conforman la coalición que gobierna en Países Bajos pone el foco en la necesidad de tratar de forma radicalmente distinta lo que se come y se bebe en este país para mejorar el estilo de vida y la salud de sus ciudadanos.
Ellos recomiendan para empezar distintos puntos de forma casi progresiva.
- Primero una prohibición de la publicidad de estos productos alimenticios no saludables
- Seguido de un aumento de los precios de la comida basura para que deje de ser una primera opción para muchas personas y sobre todo para los más jóvenes
- Después plantean la necesidad de alcanzar acuerdos sobre el suministro de este tipo de comida
- Y si la industria no asume todos estos puntos sería entonces cuando el gobierno recurriría a marcar un mínimo de edad por ley para poder consumirla como elemento de presión.
La obesidad, la diabetes o las enfermedades cardiovasculares cada día más expertos en salud, especialistas, dietistas y nutricionistas las relacionan de forma directa con la mala alimentación. No es la única causa, es cierto, pero cada día es una de las más importantes en el desarrollo de estas patologías.
Los autores de esta propuesta en los Países Bajos, ven similitudes con otros debates históricos que ya se han superado ampliamente, como los que se generó con el alcohol y el tabaco, para los que hoy sí existe un mínimo de edad y que no supusieron una debacle económica en ningún sector, además de estar perfectamente asumidos por la población en general sin ningún problema.
La comida basura debe entenderse de la misma manera que se entiende hoy el consumo del alcohol y el tabaco, “la comida que es poco sana está causando ahora más daño que fumar” comentaba en una reciente entrevista uno de los autores de este informe.