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Una de esas librerías independientes a las que es un gusto entrar. No hace falta que sea muy grande, donde poder charlar sobre libros, organizar un club de lectura, encontrar ese ejemplar descatalogado, que distintos autores vengan a presentar sus catálogos y no solo las últimas novedades o incluso que vengan a hablar de otros libros de otros autores ¿quién no ha soñado alguna vez con abrir una librería así?

Si te gusta leer lo de pasarte el día entre libros y encima ganar algo de dinero con ello es una de esas fantasías recurrentes que se tienen en la vida aunque en demasiados casos es eso, una fantasía que lamentablemente no siempre se ajusta a la realidad.

En España hay repartidas en torno a las 3.200 librerías independientes, las que no pertenecen a grandes cadenas y una cuarta parte de esas librerías independientes están en municipios de menos de 25.000 habitantes.

¿Qué hay que tener en la cabeza para montar una librería independiente en un pueblo pequeño de la geografía nacional? Supongo que amor a los libros y ganas de cambio pero no solo. En una parroquia orensana de menos de 200 habitantes abrió Paula su librería A libraría de Proencia un proyecto que de momento funciona online pero que pronto tendrá su versión física en una de las casas deshabitadas de esta pequeña aldea gallega.

En Andorra (pequeño municipio de la provincia de Teruel) abrieron Adriana y José Miguel El reino del revés una librería con la que se autoempleaban pero que también tenía la misión de dinamizar el entorno culturalmente hablando y en ellas están.

Meritxell hizo lo mismo en Alins, en Lleida, abrir una pequeña librería llamada Natural Llibres que en este caso además tiene hasta una pequeña cafetería donde se puede generar vida social y cultural para los vecinos de la zona.

Al final esas pequeñas librerías no solo llegan cargadas de historias a través de los libros que venden es que provocan que se tejan nuevas historias entre los habitantes de esas pequeñas poblaciones y ese tejido en el fondo ayuda a coser la vida en esos territorios.

Jorge Carrión dirige el Máster de Creación Literaria de la Universidad Pompeu y Fabrà y es colaborador del New York Time en su versión en español. Se sintió durante mucho tiempo muy atraído por las historias que se guardan en las estanterías de las librerías independientes, las fue buscando para conocerlas y al final llegó a plasmar esas historias en un libro publicado por la editorial Anagrama en el año 2013 con el título «Librerías». Una especie de cierre de un círculo casi mágico.

Las pequeñas librerías independientes que se abren en pequeños pueblos o aldeas de nuestro país son reductos de ideas y propuestas creativas y constructivas, muestran solo con su presencia otra forma de ser y entender el negocio y el entorno. Son humanas y sociables, son tesoros que merece la pena conocer y cuidar porque nos ayudan a ser distintos, a parecernos más a nosotros mismos que a otras personas que no conocemos y que viven en entornos distantes. Evita la homogeneización forzada pero sin oponerse ni al progreso ni a la tecnología.

Hay un pueblo en España que tiene más librerías que bares. Ha sido el primero y poco a poco se van uniendo más, Urueña ha sido un ejemplo y una muestra de que otro ocio y otro negocio son posibles, de que no solo somos un país de servicios, de camareros o cocineros, además somos un país en el que se puede soñar, leer, escribir, charlar sobre lo leído, reflexionar y aprender juntos. Que el ocio no solo es gastronómico sino también cultural y sostenible y que puede ser incluso rentable.

En Urueña, la villa del libro, hay 188 habitantes, 12 librerías y 4 museos, el museo del cuento, el de la música, el de las campanas y el centro e-LEA Miguel Delibes. Es verdad que solo de cultura no se vive pero es un paso a que el pueblo no desaparezca, a que se desarrollen actividades culturales que atraigan a un turismo rural interesante e implicado.

Como implicada estuvo la ciudad de Sevilla cuando se habló del cierre de la librería Caótica, implicación que consiguió reflotar el negocio, el proyecto cultural y la implicación de las autoridades municipales en dinamizar la ciudad uniéndose a iniciativas privadas de calidad como es una librería tan arraigada en un entorno urbano a veces demasiado hostil con la cultura y el arte.

Las grandes ciudades no siempre lo ponen fácil a las librerías pequeñas o independientes, las grandes cadenas copan los mejores emplazamientos y las pequeñas librerías tienen que batirse el cobre echando mano de la imaginación, la colaboración, el olfato y la versatilidad sobre todo.

En otra gran ciudad como es Valencia está la librería Ramón Llull y en ella su librero ha sido condecorado como el librero del año por la Federación de Gremios de Editores de España, un premio al que nadie se presenta y que ha sido acogido por el barrio como un reconocimiento a una labor esmerada por parte de Paco, el librero y esperada por la ciudadanía que no quería más bares en su barrio.

Que a todos nos gusta tomar algo en un bar pero con un libro en la mano aún mejor.

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