
Cada día caen más de 500 contenedores de plástico a las aguas del Mar Mediterráneo. Si los sumamos nos dan una cifra de esas que hielan la sangre o por lo menos, deberían: más de un millón de toneladas de plástico cada año terminan en el Mar Mediterráneo. Decir adiós al plástico es una necesidad y cuanto antes lo hagamos mejor.
Porque no estamos hablando de basura en general, no, solo hablamos de plástico. Y esa tonelada anual no se reparte por todos los mares del mundo, no, solo es la que se tira al Mar Mediterráneo. Solo un producto y solo un mar.
Según las previsiones de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la cifra de una tonelada al año pasará a dos toneladas en el año 2040 si no cortamos de forma urgente con esta malísima costumbre.
Un mar de plástico
El Mar Mediterráneo es el que tiene más alta densidad de microplásticos en sus aguas, por encima de todos los mares y océanos del planeta, según cifras de Greenpeace y WWF. Y los españoles contribuimos mucho a que esas cifras no dejen de crecer, de hecho somos el segundo país que más plásticos vierte al Mar Mediterráneo, 126 toneladas de plásticos cada día van a parar al mar de parte de nuestro país, de nuestra parte evidentemente. Y en esas toneladas, abundan sobre todo los productos relacionados con la alimentación como las bolsas de plástico, que tardan 20 años en descomponerse, o como las botellas que, en algunos casos, no llegan a desintegrarse nunca.



Sí, se trata de reciclar más y mejor pero también de dejar de consumir plásticos, directamente y eso sí está un poco más en nuestra mano. No podemos dejarlo todo en manos de la industria que al final muchas veces se lava la cara con el greenwashing y hace mucho menos de lo que parece que hace para decir adiós al plástico que está terminando con la vida de millones de especies en todo el planeta, incluida la nuestra por si a alguien aún le queda alguna duda.
Por poner solo un ejemplo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha calculado que una ración de deliciosos mejillones de 225 gramos puede contener hasta 7 microgramos de plásticos en unos tamaños inferiores a los cinco milímetros. Sí, ese plástico nos los comemos nosotros y se queda en nuestro organismo. Un ejemplo es el microplástico PET (tereftalato de polietileno), que disminuye el número de bacterias beneficiosas e incrementa el de grupos microbianos relacionados con una actividad patógena.
Pero hay más, es evidente que consumimos demasiados productos envueltos o presentados en plásticos. Kieran D. Tox, especialista en estos análisis ha comprobado que si solo bebes agua embotellada (obviamente en botellas de plástico) te vas a tragar junto con el agua la nada despreciable cifra de 90.000 microplásticos cada año. Si bebes agua del grifo la cifra baja a 4.000 microplásticos anuales en tu organismo.
Se ha analizado el estado del agua embotellada por distintos organismos internacionales y se ha llegado a comprobar que el 78% del agua embotellada contiene microplásticos y como ese agua también la consumen los niños, se ha apuntado que cada niño consume una media de 16.000 microplásticos al año al consumir agua embotellada.



Terror en el supermercado
A veces se complica muchísimo encontrar productos que no tengan envoltorios plásticos y es que los supermercados más importantes de toda Europa no están realmente por la labor de buscar una solución para este problema. Más de 20 ONGs han colaborado y analizado el compromiso real de los supermercados en Europa por eliminar el plástico que venden en sus lineales y han llegado a la conclusión, a la vista de los datos de que ese compromiso realmente no existe por mucho que lo anuncien a bombo y platillo. Lo de decir adiós al plástico no es una de las prioridades de los supermercados más conocidos, a los que acudimos habitualmente a comprar.
De hecho, de los 130 supermercados con los que contactaron esta veintena de organizaciones, solo 39 respondió por escrito al cuestionario que se les envió y sus respuestas fueron sobre todo ambiguas, poco relacionadas con lo que se preguntaba en general.
¿Qué pasa en España? Pues que se analizaron los seis principales supermercados de nuestro país: Mercadona, Alcampo, Aldi, Lidl, El corte inglés y Carrefour. Y se llegó a la conclusión a la vista de los datos que los seis están en el furgón de cola de la lucha por eliminar el plástico de sus lineales. El caso de Mercadona es el más sangrante con diferencia y hay casos como el de Lidl que depende de la legislación del país para que sea más eficaz o no su política de decir adiós al plástico.



Decir adiós al plástico con alternativas reales
Sí, que no sea todo buenas palabras que se lleva el viento. Hay alternativas, hay propuestas que ya están en marcha y otras que se pueden poner a funcionar muy pronto para atajar cuanto antes este enorme problema que parece que no queremos ver aunque nos lo estemos comiendo.
Ya hay, en algunas de las ciudades más importantes del país, supermercados libres de plástico, que venden los productos a granel, en vidrio, en cartón o en envases biodegradables fabricados con fibras vegetales que en tres meses se compostan sin dejar ninguna huella ecológica en el entorno.
Con suero de queso y cáscaras de almendras se llevan produciendo desde 2018 tres tipos distintos de productos compostables: una bandeja y dos «films transparentes» o películas de contacto alimentario, como las que usamos en casa pero completamente reciclables en un plazo de 90 días y que consiguen alagar la vida de los alimentos hasta 48 días. Menos desperdicio alimentario y menos contaminación por el mismo precio y con el mismo producto.
En España se está fabricando otro producto para decir adiós al plástico que usamos en casa, se produce a partir de huesos de aceitunas y además de compostable es sostenible y se fabrica en nuestro país. El hueso de aceituna es un subproducto muy abundante en nuestro país que no había terminado de cerrar su ciclo de una forma constructiva, según señalan los responsables de esta idea.



Otro grupo de investigadores ha desarrollado un nuevo material que se puede rociar sobre las piezas individuales de alimentos como frutas y verduras y se convierte en un recubrimiento antimicrobiano, atóxico, biodegradable y que se retira del alimento enjuagándolo con agua, nada más.
Tiene un origen vegetal y contiene agentes microbianos como la nisina, el ácido cítrico y el aceite de tomillo en su composición.
Propuestas hay sobre la mesa, investigaciones en curso que van llegando a buen puerto, consumidores cada vez más concienciados de que la solución no es solo reciclar sino dejar de producir y consumir plásticos para evitar que nos consuman ellos a nosotros como está pasando ahora ¿dónde está el problema? ¿por qué aún sigue siendo tan complicado decir adiós al plástico?