
Y eso siendo optimistas porque más que estar llegando, algunos demógrafos señalan que el invierno demográfico ya ha llegado a nuestro país y hay muchos datos que así lo demuestran.
La natalidad es sin duda uno de los puntos más importantes para el desarrollo de un país por las enormes implicaciones sociales y económicas que tiene. Y en nuestro país, la tasa de natalidad es de las más bajas del mundo y la segunda más baja de toda Europa, el continente más envejecido de todos.
Solo hay menos natalidad que en España en la sociedad italiana, los dos países mediterráneos son los dos países europeos en los que menos niños nacen de todo el continente. Un triste récord que quizás está muy relacionado con las políticas sociales que han desarrollado ambos estados o precisamente, las que no han desarrollado nunca para favorecer la natalidad.
¿Qué es el invierno demográfico?
Si la natalidad es baja y no deja de reducirse es evidente que el envejecimiento de la población es una realidad progresiva e imparable. Esas dos variables hacen que sea muy complicado mantener el reemplazo generacional, si no se aportan soluciones externas y distintas.
Apenas nacen 1,28 niños por mujer de media, lejos de la tasa de reemplazo, que se cifra en 2,1 hijos por mujer, lo cual sí permitiría la renovación poblacional.
Eso es el invierno demográfico y ahí estamos en España, con menos bebés nacidos durante el primer semestre de 2022, por debajo de los 160.000, casi 1.000 menos que el año anterior, siendo este el octavo año consecutivo con los datos de natalidad en descenso en el primer semestre del año. Estamos ante unas cifras que no se veían desde el año 1941 con un contexto social y político muy distinto al actual.
Hace solo unas semanas, la empresa TBS Education – Barcelona, publicaba su I Barómetro Social de la Percepción de las españolas acerca de la maternidad y la fertilidad. En ese estudio apreciaron entre las mujeres encuestadas que el 78% de las mujeres retrasan su maternidad debido al contexto socioeconómico actual.
Las mujeres españolas somos madres cada vez más tarde lo que repercute en que se tienen menos hijos, cuando se tienen.



El Dr. Edgar Sánchez es profesor colaborador de TBS Education – Barcelona y señala la complejidad de este fenómeno de la evolución demográfica. Hay factores culturales, económicos y sociales que influyen en la decisión de tener o no tener hijos y todos deben ser tenidos en cuenta por los gobiernos y organismos responsables si se quiere salir del invierno demográfico español más pronto que tarde.
Recientemente, la Organización de las Naciones Unidas ha publicado un nuevo informa en el que mediante distintos datos ha previsto una vorágine demográfica en las próximas décadas para la que deberíamos ir preparándonos ya a nivel internacional.
Por lo que afecta a nuestro país, según Naciones Unidas, España perderá el 35% de su población fundamentalmente por la baja natalidad que no va a detenerse en los próximos años.
“Lo que es indudable que el contexto actual que nos rodea influye, y mucho, en una decisión clave como es la maternidad” señala la doctora Dra. María Cerrillo, ginecóloga del centro de reproducción asistida IVI Madrid.
No se trata de un problema puntual porque es una tendencia que se viene repitiendo desde hace años y tampoco es algo que se produzca solo en algunas autonomías, es un comportamiento social generalizado en todas las comunidades autónomas que han visto como bajaban las cifras de nacimientos de 2017 a 2021 por encima del 10% de su población.
Cantabria, Asturias y Galicia, fueron las autonomías que más decrecieron en el número de nacidos por año entre el 2017 al 2021, con una diferencia porcentual de 20%.



Distintas caras de un mismo problema
El economista Santiago Niño Becerra, señalaba en su cuenta de Twitter hace unas semanas que la situación de los jóvenes españoles sería uno de los factores que a medio plazo provocan la caída de la natalidad.
Una situación económica tan precaria que según este conocido economista uno de cada tres jóvenes de entre 16 y 30 años se encuentra en riesgo de pobreza. Todas las edades hemos perdido poder adquisitivo en España pero “los jóvenes más” según analizaba Santiago Niño Becerra, “existe un excedente de población activa por lo que la salida para la mayoría de los jóvenes es la emigración permanente” con lo que ello supone de descapitalización del país pero es que además su conclusión es lapidaria: “¡¡¡Y luego se dice que la natalidad tiene que aumentar!!”. Imposible a la vista de este análisis.
Otro economista y profesor de Economía de la Universidad de Barcelona, Gonzalo Bernardos, comentaba en los medios de comunicación que tenemos un “problema bestial” con la natalidad en España que él considera está motivado, al menos en parte, “por los escasos ingresos de las familias” lo que hacen que ser padre o madre en España sea prácticamente “una heroicidad en términos económicos”, ya que son “casi nulas las ayudas que reciben las familias” por parte del Estado y las comunidades autónomas.
Es evidente que las políticas de familia que se imponen en los marcos autonómicos no están funcionando, como tampoco lo están haciendo las políticas nacionales al menos de momento. Es una realidad que está ahí y que no podemos ni debemos ignorar si queremos salir del invierno demográfico y de todo lo que esto conlleva.