
De ciencia o de realidad ¿cuánto de real tienen las series de ficción que consiguen que a veces nos las creamos a pies juntillas? Porque ese es el truco, cuanto más te acerques a la realidad en el guion, cuanto más parezca que lo que cuentas es posible aunque sea una ficción desmesurada, más nos engancha, más nos embauca la historia, más adicción nos provoca.
La última de las series en entrar en esa categoría ya sabes cual es: The Last of Us, el último fenómeno que tiene enganchado a las aventuras de sus dos protagonistas, por culpa del famoso hongo a medio planeta, incluso a los que no habíamos echado una partida el juego ni por error.
Un toque de ciencia, aunque sea de refilón, siempre es un buen ingrediente para una historia. Un toque que la haga “de fiar” que le aporte un poco de credibilidad, de posibilidad y a partir del que desenrollar todo el hilo de fantasía, misterio, tensión, encuentros, aventura o lo que quieran los guionistas y los productores.
Un toque de realidad aunque no hace falta ni siquiera que parezca real. Puede ser que arranques con algo que ya ha ocurrido o con un hecho que podría llegar a ocurrir en un futuro, aunque la ciencia actual lo niegue tajantemente.
Sabemos, porque los científicos ya lo han señalado, que la infección del cordyceps de The Last of Us es posible pero por el momento parece poco probable.
Aunque poco probable es también que te caiga, justo en el abdomen, un meteorito mientras estás durmiendo la siesta en el salón de tu casa y te haga un hematoma de dimensiones estratosféricas y sin embargo, no solo es posible sino que ya ha ocurrido. Es real cien por cien aunque si lo pones en el guion de una serie es algo completamente increíble.
Ann Hodges es la única persona del mundo que se ha confirmado que sí, que le pegó una pedrada en la tripa un meteorito mientras dormía en su sofá, en el salón de su casa en Sylacauga, Alabama, Estados Unidos. El gobierno norteamericano certificó la autenticidad del meteorito que atacó a Ann hace casi 70 años y como no tenían muy claro en ese momento qué hacer con la piedra y a ella le hacía ilusión quedarse con ella, pues se la dejaron allí. Con sus papeles y certificados que daban fe y veracidad a la rocambolesca historia.
Así que ¿por qué no ibamos a terminar todos medio zombies en un futuro distópico como el que presenta The Last of Us? Sobre todo si tenemos en cuenta que el hongo cordyceps existe, habita principalmente en Asia (justo donde arranca la infección en la propia serie) y se apodera de organismos vivos y enteros, de momento prácticamente solo se decanta por los insectos, pero ya han salido científicos a susurrar que pocas bromas con esa posible evolución que podría llevarle a preferir apoderarse de sabrosos humanos.


Cuánto de real tienen las series de ficción
No podemos olvidarnos de un dato real y comprobable: las infecciones por hongos en humanos no son precisamente algo nuevo.
Hace relativamente poco que en The Sydney Morning Herald publicaban un reportaje en el que recogían la preocupación de la comunidad científica precisamente por el aumento de las infecciones de hongos en todo el planeta. Alertaban de que los remedios contra los hongos que habitualmente infectan al ser humano se están haciendo cada vez menos eficaces.
De hecho, desde la Organización Mundial de la Salud, también hablaban de que la situación está empezando a estar algo descontrolada, las infecciones fúngicas están creciendo y son cada vez más resistentes a los tratamientos habituales.
También desde esta misma organización llevan tiempo lanzando la alarma sobre el modo en el que se prescriben y se utilizan los antibióticos, ya que precisamente su posible abuso hace que los humanos seamos más vulnerables a estos organismos invasores.
Pero claro, hay un ámbito que abusa abiertamente de los antibióticos y se sabe que en algunos países supone el 80% del consumo total de antibióticos de su población. Se trata de la industria alimentaria y muy especialmente la industria ganadera en la que en demasiadas ocasiones es práctica habitual la de administrar antibióticos a animales sanos, para estimular su crecimiento o para prevenir posibles enfermedades futuras.
De momento y como señalan en The last of us, las infecciones con hongos son controlables, es verdad que podrían empeorar como efecto colateral del calentamiento global pero parece que de llegarse a producir sería relativamente fácil contener la epidemia.

Para empezar la transmisión mediante mordiscos es pura ficción ¡y menos mal! porque la transmisión real sería mediante esporas que tienen un tamaño bastante mayor que el de los virus así que sería muy fácil frenar la expansión con el sencillo uso de mascarillas al que estamos más que acostumbrados desde hace tres años.
Está claro que es creíble porque es probable aunque no posible, al menos en las circunstancias actuales pero también está claro que la realidad no deja de darnos ideas y argumentos para crear nuevas historias, nuevas ficciones cargadas de posibilidades.
Si no es el cordycex de The Last of Usa tal vez sea la nueva píldora viva que acaban de crear en el Centro de Investigación Genómica junto con la empresa española Pulmobiotics, que vence la resistencia a los antibióticos en las neumonías.
Una píldora cargada con una bacteria a la que se ha eliminado su capacidad patógena y que se emplea junto a dosis bajas de antibióticos que no serían suficientes por sí mismas.
¿Una bacteria? ¿Una píldora viva? ¿Una nueva manera de volver zombie a la población? ¿Una nueva idea para otra serie? ¿Y por qué no?