
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, 430 millones de personas en todo el mundo tienen pérdida auditiva y siendo un dato preocupante aún lo es más la previsión que ha hecho este organismo para el año 2050, que calcula que este número aumentará por encima de los 700 millones de personas. ¿Estamos hablando de que la generación de nuestros hijos va a quedarse sorda de seguir como hasta ahora? Pues quizás sí, estamos hablando justo de eso.
En el año 2050, según la previsión de la OMS, una de cada diez personas en el mundo tendrá pérdida auditiva. ¿Por qué? Parece ser que no somos conscientes de que vivimos en un entorno con un volumen de ruido demasiado alto y sí, los jóvenes, nuestros hijos son los más vulnerables.
¿Quién no ha visto un adolescente con auriculares?
Los jóvenes usan dispositivos con auriculares de forma habitual y también acuden a lugares de ocio que superan los niveles de escucha seguros para sus oídos.
Una revisión sistemática publicada en BMJ Global Health, señalaba que la pérdida de audición de los adolescentes podrían venir precisamente por las prácticas de escucha inseguras que suelen mantener.
Un 24% de los jóvenes que escuchan música en auriculares y/o acuden de forma asidua a discotecas, tiene riesgo de desarrollar sordera. Casi un 24% escucha música en sus auriculares a niveles que no son seguros para la salud de su oído de forma asidua.



Y el daño no solo lo genera la intensidad, el volumen, sino también y sobre todo, el tiempo al que estamos expuestos a ese volumen que afecta tan negativamente a nuestro oído.
Los límites a los que la OMS ya considera peligrosos están entre los 75 y los 105 decibelios y sin llegar a las 40 horas semanales en ningún caso pero se sabe que muchas de las personas que utilizan dispositivos de audio portátiles suele exponer sus oídos a sonidos por encima de los 100 decibelios durante un tiempo superior a los 15 minutos continuados, según han podido comprobar distintas investigaciones sobre el tema.
¿La generación de nuestros hijos va a quedarse sorda?
Las investigaciones demuestran que la pérdida auditiva se produce por una combinación de un sonido demasiado alto y una escucha de ese sonido demasiado alto durante demasiado tiempo y demasiadas veces. Y también se ha demostrado que la exposición en edades tempranas puede hacer que a largo plazo las personas sean más vulnerables a la pérdida de oído más relacionada con la edad.
Hay que ser conscientes que la pérdida auditiva entre los más jóvenes implica una reducción de su rendimiento escolar, de su motivación y de su capacidad de concentración.
Para escuchar correctamente utilizamos las células ciliadas de la cóclea de nuestros oídos, la exposición a sonidos fuertes con el paso del tiempo va fatigando esas células llegando a provocar una pérdida auditiva o tinnitus, ese zumbido que las personas experimentan tras ir a un concierto o al salir de una discoteca.
Por lo general suele ser temporal y las células tienden a recuperarse pero la exposición regular a ruidos fuertes o prolongados pueden provocar daños permanentes en estas células y en otras partes del oído que pueden llegar a necesitar desde el uso habitual de audífonos hasta implantes cocleares en casos más extremos.



En 2015 y ante esta problemática que no tiene visos de disminuir sino todo lo contrario, la OMS lanzó la iniciativa Make Listening Safe, para alentar a los más jóvenes a protegerse, a calcular el riesgo de ruidos que les rodea y si están en peligro o no de tener consecuencia negativas para su salud auditiva.
Lo mejor siempre es prevenir y sino, está claro que inevitablemente la generación de nuestros hijos va a quedarse sorda porque no estamos haciendo ni nosotros ni ellos, nada para evitarlo.